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Erika Alcolea (psicóloga): «En consulta estamos viendo muchos pacientes que presentan tanto ansiedad como síntomas depresivos a raíz de la pandemia»

Erika Alcolea Schott

Psicóloga en Martinez Bardají Psicología

 El coronavirus ha afectado a numerosas áreas de nuestra vida y la salud mental es una de ellas. Síntomas como apatía, falta de motivación, insomnio, dolores de cabeza, miedo a la incertidumbre, obsesiones, agorafobia, tristeza, miedo y agotamiento se manifiestan en muchas de las personas que buscan ayuda profesional para encarar estos momentos de incertidumbre.

Hablamos con la psicóloga Erika Alcolea Schott, de Martinez Bardají Psicología, sobre salud mental y Covid-19.

¿Cómo está afectando esta pandemia a nuestra salud mental?

Después de casi un año podemos decir que el coronavirus ha generado muchos cambios en nuestra forma de vivir. Algunas de las secuelas han sido: el aumento del estrés psicológico, el miedo sobre cómo el virus podía influir en nuestra salud y en nuestra vida, la preocupación por los miembros de nuestra familia, el aislamiento social, los problemas económicos, la incertidumbre, los duelos sin adiós ni despedida, los conflictos familiares y el agotamiento metal. Todas estas consecuencias han causado mucha angustia a personas de todo el mundo.

¿Es difícil mantener el equilibrio y la tranquilidad mental en una situación como la que estamos viviendo desde hace un año y cuyo final se intuye todavía lejano?

Sí, es muy difícil. Nuestro cerebro tiene necesidad de visualizar y programar el futuro y ahora mismo es complicado. No sabemos cuándo terminará esto ni cómo terminará. Esta situación nos está obligando a vivir conectados al presente y en nuestra sociedad no estamos acostumbrados a esa conexión con el aquí y el ahora.  La incertidumbre es algo que por lo general nos cuesta, nos gusta sentir seguridad y ahora mismo tenemos que estar flexibilizando y adaptándonos a las nuevas circunstancias constantemente.

Hay estudios que apuntan a un incremento importante en las tasas de ansiedad y depresión. ¿Lo están viendo en consulta? ¿Están notando que la pandemia afecte a sus pacientes?

Así es. Esta pandemia nos ha tocado a todos de una manera o de otra. En consulta estamos viendo muchos pacientes que presentan tanto ansiedad como síntomas depresivos. Los síntomas que se repiten entre los pacientes suelen ser: apatía, falta de motivación, insomnio, dolores de cabeza, falta de concentración y fallos en la memoria, miedo a la incertidumbre, obsesiones y compulsiones en cuanto a la limpieza, agorafobia, claustrofobia, tristeza, miedo y agotamiento.

¿Cómo puede gestionarse la incertidumbre que genera esta situación en nuestras vidas? ¿Cuál es la labor de los psicólogos en este sentido?

Es muy importante aceptar que ahora mismo podemos vivir en una noria emocional. Hay dar un espacio a todas las emociones que estamos sintiendo porque todas tienen su función. Por ejemplo, el miedo es una emoción que nos protege, pero si nos asusta sentir miedo entonces esta emoción seguramente nos bloqueará.

Los psicólogos estamos acompañando a los pacientes en estos cambios emocionales, estamos trabajando con ellos todos los pensamientos anticipatorios y catastróficos con los que suelen venir y estamos aportándoles herramientas que les ayuden a disminuir la ansiedad y los estados más depresivos. Cualquier actividad que hagamos al aire libre, el deporte, ver a los nuestros, aunque sea en la distancia, pasear… es importante. Dentro de lo que podemos hacer hay que hacerlo para sentir un mayor equilibrio.

Cada paciente es un mundo y es cierto que hay que realizarles un “traje a medida” dependiendo de las necesidades que cada uno tenga.

¿Cuáles están siendo los colectivos más afectados?

No me gustaría hablar de ningún colectivo en concreto… al final todas las restricciones a las que estamos sometidos para bajar las tasas de contagio están afectando a muchos sectores laborales y por ende a sus trabajadores. Es cierto que al principio todos los sanitarios y el resto de colectivos esenciales que se enfrentaron a semejante caos y desconocimiento se sometieron a un estrés psicológico tremendo. En terapia estamos trabajando con ellos todo el estrés emocional que vivieron y continúan viviendo. 

Muchos de ellos presentan ansiedad, memorias emocionales traumáticas y sintomatología depresiva ya que no pueden más por agotamiento emocional. Igual que hemos hecho un reconocimiento hacia los sanitarios me gustaría hacerlo hacia el resto de sectores que se están viendo afectados por semejante crisis y con las mismas consecuencias psicológicas.

¿Han tenido en la consulta casos de personas con síndrome de la cabaña?

Sí, así es. Es importante diferenciar que el síndrome de la cabaña no es ningún trastorno mental. El síndrome de la cabaña hace referencia al temor y vivencias desagradables que se activan en relación a la exposición real o mental a todo lo que conlleve salir de casa. Estas personas optan por la reclusión como modo de seguridad ante la amenaza que supone salir.

Algunos pacientes presentan este síndrome y otros directamente presentan una fobia a salir de casa. Es importante con estos pacientes trabajar en pequeños pasos y seguros la exposición para que aprendan a convivir con el virus con el menor riesgo posible de contagio.

¿Cree que la pandemia puede poner de relieve la importancia de cuidar la salud mental?

Ojalá, es triste que tenga que pasar algo así para que se visualice nuestra profesión.  Y en esto tengo que dar gracias a los medios de comunicación que durante el confinamiento pusieron en valor nuestra figura profesional. Nuestra salud mental es tan importante como la física, nuestro cerebro  forma parte de nuestro cuerpo y debemos tomar conciencia de que el cuidado de nuestra salud mental también es salud.  

Según la OMS, el 9% de la población tiene algún tipo de problema de salud mental y el 25% lo tendrá en algún momento de su vida. ¿Cree que sigue habiendo, a pesar de ello, desconocimiento e incluso una percepción estigmatizante hacia las personas que sufren problemas de salud mental?

Quiero pensar que cada vez menos pero que aún queda un largo camino por recorrer.  Llevo trabajando 10 años en Martinez Bardají Psicología y sí que me atrevo a decir que con el paso de los años cada vez más los pacientes recomiendan ir al psicólogo a familiares y amigos. Esto me hace pensar que vamos en el buen camino. 

Ojalá algún día la psicología tome mayor importancia en el marco de la sanidad pública y haya más psicólogos en centros de atención primaria y hospitales.

En muchas ocasiones, quizá por desconocimiento y con buena voluntad, tratamos de animar a las personas con depresión o con ansiedad a que se alegren o a que no estén nerviosos. ¿Cómo podemos ayudar realmente a alguien de nuestro entorno que sufra estas enfermedades?

Lo primero es darles entendimiento, un trastorno de ansiedad o de depresión no es algo que la persona decida tener. La persona se siente incapacitada en ese momento y cuando intentamos relativizar de esa manera el problema de alguien lo único que conseguimos es que se sienta más incomprendido aún y podemos agudizar los síntomas que esta persona presenta. 

Es muy importante acudir a terapia cuando nos sentimos así y creo que es el mejor consejo que le podemos dar a alguien que se encuentra en ese estado.

A veces podemos pensar que estamos pasando unos días más tristes o que lo que sentimos se pasará solo. ¿En qué momento deberíamos pedir ayuda profesional?

En el momento en que esos estados perduran en el tiempo y solos no podemos cambiarlos. Muchas veces creemos que sabemos cómo salir de esos estados y que debemos salir solos pero en ocasiones no podemos… Cuando el paciente llega a consulta normalmente se siente muy identificado con esta frase: “quiero pero no puedo”. Quiero cambiar esto de mi vida pero no puedo.

¿Pedir ayuda sigue siendo una barrera? ¿Todavía cuesta dar ese paso?

Sí que sigue siendo una barrera, en la actualidad aún escucho a personas que dice: ”yo no estoy loco”, “yo no necesito ir a que me escuchen”, “los psicólogos son los que peor están”…. Es triste que hoy en día tengamos que seguir escuchando esto pero me tranquiliza que estos comentarios vienen de personas que jamás han ido a un psicólogo y por lo tanto desconocen lo que es una terapia psicológica.

Dar el paso para llamar a un psicólogo cuesta, enfrentarnos a nosotros mismos siempre es complicado. Cuesta mucho pero cuando lo haces te liberas de tanta carga emocional… el autoconocimiento de uno mismo es necesario para una mejor gestión de vida.

Como sociedad, ¿cómo se puede lograr que digamos que vamos al psicólogo con la misma normalidad con la que decimos que vamos al dentista?

Depende un poco de todos. A mí me encantan los pacientes que lo dicen abiertamente, los que se sienten orgullosos de sus procesos de cambio sin sentir esto como una debilidad que se deba esconder. Creo que todos podemos poner un granito de arena en que esto se normalice.

Todos nos podemos imaginar qué puede pasar si nos rompemos un brazo y no acudimos al médico, pero, ¿qué nos puede pasar, especialmente en una situación como la actual, si sufrimos una enfermedad mental y no recibimos un tratamiento adecuado?

En esta situación y en todas si sufrimos un trastorno mental y no lo tratamos lo más probable es que toda esa sintomatología se termine agudizando incapacitándonos cada vez más en nuestra vida.

Cuando una parte de nuestro cuerpo duele o se rompe normalmente el paciente llama a su médico antes de que su patología vaya a más. A nivel de salud mental debemos enfocarlo de la misma manera, es importante no esperar hasta que nos rompamos por dentro a nivel emocional para acudir lo antes posible a un profesional de la salud mental.

¿Hay algo más que quisiera añadir?

Sí, esta vez me gustaría que el aplauso fuera para todos mis compañeros de profesión. Estamos realizando todo el sostén emocional de todas las consecuencias que la pandemia está provocando en nuestras vidas. 

Es la primera vez que psicólogos y todos los pacientes estamos viviendo la misma situación a la par, una situación nueva para todos que nos ha obligado a trabajarnos a nosotros mismos a nivel emocional y formarnos en todas las consecuencias que esta pandemia está provocando.  

A  pesar del cansancio psicológico en el que nos encontramos seguimos y seguiremos trabajando en lo que más nos gusta, una bonita ciencia llamada  PSICOLOGÍA.

Martínez Bardají Psicología y Salud
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Redacción AEA /LLM

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