Periodista
Rosa Montero ha vuelto a escribir una obra maestra. En ‘El peligro de estar cuerda’ (Seix Barral) trasciende las fronteras de los géneros literarios y engarza con brillantez ficción, autobiografía, ensayo y pinceladas de biografías de otros autores. Este es su tercer libro híbrido (tras ‘La loca de la casa’ y ‘La ridícula idea de no volver a verte’) y en este caso hace gala de su pericia narrativa para reflexionar sobre la relación entre creación y locura.
Recientemente, la autora presentó el libro en el IAACC Pablo Serrano de Zaragoza, acompañada de Antón Castro, y aseguró que durante toda su vida ha escrito “para perderle el miedo a la muerte” y añadió que “si eres muy consciente de la muerte, eres muy consciente de la vida”.
Tomo prestadas las palabras de otra gran escritora, Irene Vallejo, que, tal y como publicaba Seix Barral en Instagram hace poco, ha dicho lo siguiente sobre este libro: “Quienes nos hemos sentido raros, inadaptados, dolorosamente sensibles, extravagantes, jinetes de una imaginación desbocada, entusiastas con súbitos descensos al desánimo más desconsolado, encontramos en este libro un espejo y una explicación”.
Por desgracia, que la precariedad es una constante en la vida de la gente joven ya no es ninguna novedad.
En ‘Precariedad’ (Editorial Martinez Roca), Diana Montero (@precariada en Instagram) hace gala de su agudo sentido del humor y realiza un certero análisis de muchos de los problemas que atraviesan a las generaciones más jóvenes: la frustración, las expectativas versus la realidad, el mercado laboral, el sexo, el amor, el fracaso, el feminismo y, por supuesto, la precariedad.
Diana Montero se deshace en este libro de prejuicios y enseñanzas tóxicas (mandatos patriarcales y capitalistas, estereotipos, cánones etc.) que le han ido acompañando desde la infancia, logrando que muchos lectores (y, sobre todo, lectoras) se identifiquen. Un enorme punto a favor es la ácida ironía que encontramos en los trabajos de esta autora.
Que prohibir el aborto no termina con él es una de las ideas centrales de ‘La palabra que empieza por A’ (Astiberri), un excelente cómic-ensayo en el que Elizabeth Casillas e Higinia Garay hacen un análisis exhaustivo de la historia del aborto desde una perspectiva feminista, tratando de terminar con el tabú que existe en torno a esta práctica.
Escrito con rigor y un toque de humor, se trata de un excelente ensayo que conviene leer y más en un momento como el actual, cuando un país como Estados Unidos está planteándose derogar el derecho del aborto, vigente desde 1973.
Un ensayo para recordar que el aborto es un derecho de todas las mujeres y personas con capacidad gestante y que debería ser legal y gratuito.
Este libro (que, como apunta la periodista Noemí López Trujillo en el epílogo, es “memoria histórica feminista”) incluye, además de un recorrido histórico, social y jurídico del aborto, temas como quiénes son las mujeres que abortan, la desigualdad de condiciones, datos, situaciones reales de mujeres de todo el mundo, así como proyectos y luchas de mujeres que trabajan para que lograr que el aborto sea un derecho universal.
‘No era esto a lo que veníamos’ (Candaya) de María Bastarós está conformado por 13 cuentos, todos ellos atravesados por lo cotidiano y el terror que se oculta tras lo que se suele considerar “la normalidad”.
Los protagonistas de estas historias tratan de encajar en diferentes ámbitos, ya sea en la maternidad, en la familia o en el trabajo, en definitiva: en realidades que vistas de cerca pueden resultar absurdas y hasta hostiles.
El escalofrío es inevitable al terminar de leer algunos de estos relatos.
En ‘Fuego Frío’ (Prensas Universitarias de Zaragoza), Félix Teira relata la historia de tres jóvenes que son llamados a conocer a su abuelo multimillonario cuando este está ya en la recta final de su vida.
El abuelo, que abandonó a la familia décadas atrás, declarará a sus nietos herederos de una gran fortuna, pero únicamente cuando se cumpla una condición envenenada.
Esta novela, que va ganando intensidad y fuerza conforme avanza la trama, retrata la ambición, un veneno que corroe y capaz de separar familias y llevar al delirio.
El comic ‘Hierba’ (Reservoir Books) profundiza en la terrible historia de las jóvenes coreanas que durante la Guerra del Pacífico fueron utilizadas como “mujeres de consuelo”, un eufemismo que esconde lo que realmente fueron: esclavas sexuales explotadas al servicio del ejército japonés.
‘Hierba’ se articula en torno al testimonio de una de aquellas jóvenes, Lee Ok-Sun, cuya mayor ilusión era ir al colegio, algo imposible de costear para su humilde familia. Fue vendida a diferentes familias adoptivas hasta que a principios de los años 40 fue prostituida.
Este es un vergonzoso capítulo del siglo XX de violencia extrema contra las mujeres que todavía es algo desconocido, pero, afortunadamente, con trabajos como este se da a conocer al gran público. Cabe destacar la sensibilidad con la que la autora, Keum Suk Gendry-Kim, aborda esta historia sin caer en el sensacionalismo.
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