Opinión RSC

La calidad ante los errores en la era digital

Juan José Cubero Marín

Exprofesor titular de la Universidad de Zaragoza

jjcooperm@hotmail.com

En octubre de 2.021, recordaba en esta revista, AEA, las décadas 70, 80 y 90 del siglo pasado, la importancia que adquirió la calidad y su gestión, en el ámbito empresarial, sobre todo con el nacimiento de la conocida norma ISO 9.001 sobre sistemas de la calidad. Realmente en esos años había una importante preocupación en las empresas por disminuir el costo de las reclamaciones, los rechazos y las recuperaciones de todo aquello que se había hecho mal.

Sin embargo, en este incipiente inicio de la era digital, hay una sensación de que los sistemas altamente automatizados  son tan perfectos, que están exentos de errores y fallos; esto no es así, ya que es difícil encontrar a alguien que no haya padecido los problemas que algunas veces nos proporcionan estos sistemas digitales. Además hay que señalar que ahora, un error tiene consecuencias económicas más importantes que lo de antes, que podría ser tirar unas cuantas piezas defectuosas a la chatarra.

Las empresas deben de plantearse, algunas ya lo han hecho, incorporar a su gestión y producción la transformación digital, que el caso de que se haga tarde o no bien adaptada a sus necesidades, esa transformación puede ser nefasta y en lugar de tener una ayuda importante, se puede encontrar con todo lo contrario.

En el comercio digital puede pasar lo mismo, por lo tanto, deberán prestar atención, sobre todo en la puesta en marcha, para no cometer errores, que en algunos casos, pueden llegar a ser irreparables. Lo mismo se puede decir de cualquier actividad de gestión o productiva que se incorpore al quehacer diario de las empresas, bajo el “paragüas” digital.

Por otro lado, an el intento de aplicar algunas de estas iniciativas: RSC, ESG, Compliance, Memorias de Sostenibilidad, (GRI), Pacto Mundial, ODS y otras; hay que pensárselo muy bien y elegir lo que sea más idóneo para la organización, no dejándose llevar por aquello de que “suena” como una moda. Lo que se decida hacer deberá cumplirse y esto es la responsabilidad que debe asumir la empresa. Si no es así pueden aparecer los errores y fallos, con el correspondiente costo.

Siempre habrá que reflexionar y planificar la decisión tomada y posteriormente controlar que lo que se está aplicando es lo más eficiente para la empresa. La aplicación de cualquier nueva tecnología supone una inversión y esta debe ser rentable y será más fácil si no aparecen errores.

La formación es la mejor herramienta para evitar fallos de naturaleza muy variada.

Seguir a Philip B. Corsby, con la filosofía del “Cero defecto” y a Kaoru Ishkawua “Haciendo las cosas bien a la primera. Estos dos gurús de la calidad, ya lo decían en el último tercio del siglo pasado, para realizar una buena gestión en las empresas.

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