Covid y empresas Opinión

¿En qué punto de la pandemia estamos?

Profesor Titular de la Facultad de Veterinaria, Universidad de Zaragoza

http://winepi.net/covid19.htm

Empieza a ser desalentador que cada vez que las autoridades sanitarias anuncian el fin de la pandemia, surge una nueva onda epidémica que se encarga de desmentirlo. Parece como si el SARS-CoV-2 no leyera las noticias o se declarara insumiso. 

Creo que a estas alturas todo el mundo debería tener claro que el que marca el ritmo de la pandemia es el virus, y concretamente las mutaciones aleatorias que va acumulando.

Terminamos el año encadenando una segunda onda epidémica con la variante Delta (ya tuvimos una onda estival con esta variante) con una onda epidémica con la variante Ómicron, concretamente el sublinaje BA.1. 

Pero es que en algunos países como Dinamarca o Reino Unido el sublinaje BA.2 de Ómicron (ya veremos si en el momento de publicarse este texto no ha sido renombrado como Pi, que es la siguiente letra del alfabeto griego que debería utilizarse).

Estamos viendo como las variantes del coronavirus se suceden cada 4-6 meses a nivel mundial. En parte es debido a la globalización que permite una rápida redistribución del virus a través de vuelos internacionales, y en parte por las ineficaces medidas de control adoptadas para frenar esta expansión internacional. 

Está claro que la exigencia de certificados/pasaportes Covid y de pruebas de antígenos o PCR previas a la realización del viaje están siendo insuficientes. Los motivos son claros. 

En primer lugar, las personas vacunadas pueden contagiarse e infectar a otras personas, especialmente frente a variantes cada vez más distantes del virus original de Wuhan en el que están basadas las vacunas. Empieza a ser urgente actualizar las vacunas a variantes más recientes, aunque puedan quedar anticuadas cuando salgan al mercado, pero al menos no estarán tan obsoletas como las que actualmente estamos administrando.

En relación con el uso de pruebas diagnósticas para detección de portadores, nos seguimos enfrentando al problema de los portadores asintomáticos, con el agravante de que con la vacunación aumenta su frecuencia. 

Pero ya no se trata de un problema de que haya personas aparentemente sanas que estén infectadas, sino que con las nuevas variantes está aumentando el número personas sintomáticas que son negativas a los tests (falsos negativos), especialmente en los autotests de antígenos cuya sensibilidad puede reducirse notablemente dependiendo de la forma de recoger la muestra y del contexto clínico-epidemiológico.

Precisamente los autotests de antígenos son una de las grandes novedades a tener en cuenta. La onda epidémica navideña (Delta+Ómicron) ha desbordado a los servicios de Atención Primaria y la altísima incidencia limita el rastreo a colectivos de alto riesgo (residencias de mayores y poco más). 

Los autotests han sustituido ese rastreo y la cuantificación de la incidencia depende enormemente de la declaración responsable de los positivos obtenidos por esta vía. Hay que tener en cuenta que para cortar las cadenas de transmisión hacen falta dos elementos: un sistema de rastreo eficaz y la instauración de aislamientos para positivos y de cuarentenas para contactos estrechos. 

En estos momentos la tendencia es reducir la duración de estos aislamientos (a pesar de que hay estudios que indican que a los 7 días un porcentaje significativo de los positivos siguen siendo infectantes) y de suprimir las cuarentenas y los tests a los contactos estrechos vacunados (aunque puedan infectarse y contagiar a otras personas).

Parece que nadie ha notificado al virus que no debe infectar a los vacunados y que a los 7 días se le caduca el permiso para infectar, así que sigue campando a sus anchas.

Artículo incluido en el número 146 de la revista Actualidad de las Empresas Aragonesas, publicado en febrero de 2022. El número completo se puede consultar aquí

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