Carlos López Otín (Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular): «El progreso en la investigación oncológica es como una lenta marea creciente»
Carlos López Otín
Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular y Premio Nacional de Investigación Santiago Ramón y Cajal
Nacido en Sabiñánigo y de prestigio internacional, Carlos López Otín nos habla en esta entrevista de su trayectoria profesional, de su labor divulgativa, de la investigación y de cáncer, enfermedad sobre la que lleva décadas investigando.
¿Podría hablarnos brevemente de su trayectoria profesional?
Nací en Sabiñánigo donde aprendí a leer y escribir, tal vez el momento más importante de nuestras vidas. Estudié en el Instituto de mi pueblo de cuyos profesores guardo un gran recuerdo. Después me formé en las Universidades de Zaragoza y Complutense de Madrid, donde tuve excelentes profesores y mentores. Trabajé en el Hospital Ramón y Cajal y en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa de Madrid y en las Universidades de Lund (Suecia), Nueva York y Harvard (EEUU).
En la actualidad soy Catedrático de Bioquímica en la Universidad de Oviedo, donde compagino mi labor docente con la investigación sobre cáncer y envejecimiento. El trabajo del grupo que dirijo ha permitido el descubrimiento de más de 60 nuevos genes humanos y el análisis de sus funciones en procesos normales y patológicos, incluyendo el cáncer. Desde 2009, codirijo la contribución española al Consorcio Internacional de los Genomas del Cáncer, que ha descifrado el genoma de miles de pacientes con cáncer.
Entre nuestros trabajos más recientes destacan el descubrimiento de nuevos síndromes de envejecimiento acelerado, el hallazgo de nuevos genes causantes de muerte súbita y melanoma hereditario, la definición de las claves moleculares de la salud y del envejecimiento, la detección de bacterias pro-longevidad y el diseño de estrategias de edición génica para el tratamiento de la progeria.
Recientemente usted ha comentado que hoy en día es más fácil sobrevivir al cáncer que sucumbir a él. ¿Son las cifras alentadoras?
El progreso en la investigación oncológica es como una lenta marea creciente. Se avanza de manera continua en distintos ámbitos, desde la identificación de las mutaciones que causan cada tumor en cada paciente con el objeto de implementar tratamientos personalizados, hasta el desarrollo de técnicas como la inmunoterapia, que permiten curar o controlar algunos tumores que eran incurables.
Las claves son sencillas de resumir: conocer para curar, estudiar e investigar para avanzar en el conocimiento del cáncer y de cualquiera de las enfermedades que hoy nos abruman y nos hacen sentir vulnerables.
Usted también está ultimando un proyecto sobre los mecanismos de infección del coronavirus para determinar qué genes humanos contribuyen a ello. ¿Podría hablarnos de él? ¿Qué se espera descubrir con ello?
No somos expertos ni en virología ni en inmunología, pero los lenguajes de la vida son los mismos para un virus que para un humano. Por eso, cuando llegó la pandemia del coronavirus, por pura responsabilidad social, pusimos nuestro trabajo cotidiano entre paréntesis y tratamos de ayudar en la búsqueda de respuestas para este grave problema médico, científico, social y económico.
Nuestro trabajo ha sido muy básico, y se ha dirigido a buscar genes humanos que facilitan la entrada del virus en nuestras células; espero que pronto podamos presentar los primeros resultados.
¿Cómo ha afectado la crisis sanitaria derivada del Covid-19 a la investigación contra el cáncer?
Una excelente pregunta, pero de difícil respuesta. Lógicamente, las prioridades se centraron en afrontar esta grave crisis, pero el precio que han pagado muchos pacientes con enfermedades como el cáncer ha sido muy alto, pues no pudieron recibir la atención urgente y precisa que necesitaban.
Esto nos debe hacer pensar que la única solución es que la prioridad absoluta sea el cuidado y la potenciación de nuestro Sistema de Salud. Solo así estaremos mejor preparados ante las eventualidades que van a seguir presentándose, pues pese a lo que anuncian los tecnooptimistas, somos y seremos vulnerables frente a los muchos males del mundo, los nuevos y los de siempre.
¿Es complejo dedicarse a la investigación en España?
Sin duda, muy complejo, pero no más que dedicarse a muchas otras profesiones de las que depende nuestra vida cotidiana. Ser investigador no lo considero una cualidad especial, hay investigadores de todo tipo y toda condición, tanto en lo personal como en lo profesional.
En 2021 ha publicado ‘Egoístas, inmortales y viajeras’, la tercera entrega de una trilogía. ¿Qué vamos a descubrir en él?
Es un libro que utiliza todo lo que he aprendido en muchos años de investigación sobre el cáncer para hacer un elogio de la vida. El título es una metáfora de las características fundamentales de las células tumorales.
El cáncer causa la transformación celular, en virtud de la cual una célula normal se convierte en una entidad egoísta que crece sin freno, inmortal que desoye las señales de muerte recibidas por las células dañadas y viajera, capaz de abandonar su tejido de origen y colonizar otros territorios para formar las metástasis.
El libro repasa la biografía del cáncer desde sus antiquísimos orígenes hasta la actualidad, y después avanza hacia la presentación de las nuevas estrategias antitumorales. También se ocupa de hablar de las mejores formas de prevenirlo, desde la alimentación adecuada hasta la manera de evitar la exposición a agentes tóxicos de todo tipo. Finalmente, se discute cómo será el futuro del cáncer y se lanza una invitación a tratar de entender la vida y disfrutar de ella.
¿Cómo de importante es la divulgación científica y qué es lo que más disfruta de la divulgación?
Todo forma parte de la misma ecuación del conocimiento: leer y estudiar cada día, trabajar en un laboratorio, dar clase en las aulas, tutelar a mis estudiantes y dirigir a los que han dado un paso más y se han convertido en mis discípulos tras incorporarse al laboratorio, y finalmente, divulgar, contar, explicar, compartir todo lo aprendido. En las charlas de divulgación aquí o allá, en los programas de radio como los que he hecho con Julia Otero, o a través de la escritura de los libros que conforman la trilogía de la vida he vivido momentos curiosos, asombrosos y hasta maravillosos.
En términos históricos, hemos empezado a comprender el cáncer hace muy poquito. ¿Cuál es actualmente el reto más importante en relación con el cáncer?
Ninguno mayor que el de la prevención. Prevenir para vivir. Sabemos bien cuáles son las normas que deberíamos seguir, pero nos empeñamos en ignorarlas. En otra dimensión, hay que avanzar en la introducción de los avances científicos en la sanidad pública lo antes posible.
Para ello, de nuevo, no basta con decir que tenemos los mejores profesionales sanitarios, hay que demostrárselo a ellos, apoyándoles incondicionalmente, y nada mejor para ello que comenzar por todo lo relacionado con la Atención Primaria.
¿Qué es lo que más nos asusta del cáncer? ¿Por qué nos despierta tanto temor?
El cáncer es la enfermedad que nos hace sentir más vulnerables, pese a que hay otras mucho peores porque son todavía incurables. A menudo se nos olvida lo que decíamos al principio de la entrevista: hoy, más de la mitad de los pacientes con tumores malignos se curan.
Hay varios motivos para este miedo. La mayoría de los tumores nos vienen de dentro y sin avisar, los percibimos como algo inesperado y desconocido, y todos solemos tener miedo a lo inexplicable. Además, tememos al propio tratamiento.
Normalmente en Medicina el tratamiento se interpreta como alivio, pero la quimioterapia o la radioterapia se perciben como algo que provoca extraordinario sufrimiento. Y tenemos miedo al dolor, al dolor que nos causa la propia enfermedad o sus terapias, y miedo a no saber qué hemos hecho mal para que el cáncer haya venido a nuestro encuentro, y por fin, miedo también a que tal vez esta enfermedad nos cueste la vida.
Recientemente recibió el Premio Cadis Huesca. ¿Qué significa para usted?
Un día inolvidable. Ojalá los que compartieron conmigo ese pasado tres de diciembre tengan el mismo recuerdo. Hablé de las imperfecciones de la vida ante un grupo de personas extraordinarias que conocen bien lo que representa venir al mundo con dificultades especiales.
Su manera de afrontarlas es conmovedora, estimulante y ejemplar, como ejemplares son quienes desde los centros Cadis se ocupan de acompañarles y ayudarles en todo lo que precisan.
¿Cómo es su relación actual con Sabiñánigo?
Muy estrecha. Las raíces no son metafóricas sino muy reales. Desde hace relativamente poco tiempo ya faltan mis padres, pero el resto de la familia y amigos de la infancia siguen allí. De manera muy especial, “los Otines” representan una especie de clan o saga con valores muy profundos de los que me siento aprendiz y partícipe.
Además, tengo vínculos muy estrechos y gratos con el centro Cadis de mi pueblo en el que trabajan personas que suponen ejemplos de vida para mí. Por último, me siento muy comprometido con la encomiable iniciativa del Ayuntamiento de financiar cada año los estudios de Máster de dos jóvenes y brillantes estudiantes de Sabiñánigo. Este sí que es un buen ejemplo de apoyo a quienes quieren dedicar su vida a la búsqueda del conocimiento.
Redacción AEA/ L L M
Entrevista incluida en el número 146 de la revista Actualidad de las Empresas Aragonesas, publicado en febrero de 2022. La revista completa se puede consultar aquí