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Paco Goyanes (librero): «Creo que nuestra actitud ante la literatura es lo que la gente aprecia en Cálamo»

Paco Goyanes

Librero y propietario de Librería Cálamo

A Paco Goyanes se le conoce también como Paco Cálamo, un apodo que se ha ganado tras casi cuatro décadas al frente de la Librería Cálamo que fundó en 1983 y que es uno de los puntos culturales de referencia de la ciudad. En noviembre se celebra el Día de las Librerías y desde AEA lo celebramos charlando con él

Cálamo es todo un referente cultural en Zaragoza, tras casi 40 años de andadura. ¿Cómo nace Cálamo?

La librería nació en 1983 y fue un proyecto que tenía ya de estudiante. Con un poco de ahorro, un poco de ayuda de mis padres, un poco de imprudencia y algún que otro crédito logramos montar la librería. Lo hice como continuación de mi forma de entender el mundo en aquel momento. Venía de los 80 que fueron años de mucha movida cultural en España y trataba de continuar esa labor. Empecé yo solo y terminé montando una pequeña empresa. Así es como empezó.

¿Qué valora el cliente de Cálamo?

Lo que posiblemente ha valorado es la fidelidad a una cierta manera de entender el comercio del libro. Para nosotros vender libros es también vender consejo, orientación. Es también saber que la gente que viene por Cálamo participa en un proyecto que quiere influir en la vida social y cultural de la ciudad. Digamos que una cierta manera de entender el hecho cultural es lo que nos diferencia de los demás con el paso del tiempo.

Evidentemente para mantener abierta una librería no puedes vender solo aquello que a ti te gusta. Pero creo que nuestra actitud ante la literatura es lo que la gente aprecia en Cálamo. Hemos intentado ser cada vez más profesionales y a la vez ser más divertidos, quitarle seriedad a la literatura y ese conjunto de cosas es lo que ha hecho que nosotros, mejor o peor, vayamos funcionando.

¿Cómo se prevé el Día de las Librerías este año?

Tenemos una presentación que posiblemente sea la primera que hagamos presencial desde la pandemia. Aprovecharemos para recordar que seguimos existiendo y haciendo actividad cultural. Al principio estaba dubitativo sobre este día, pero me he quedado bastante convencido de que si hay día del croissant y día de prácticamente todo pues está bien que haya también de las librerías.

¿Funciona este día?

Es un buen recordatorio de que estamos. El día más importante del sector del libro es el Día del Libro que es el día top en ventas y de presencia mediática de los libros en los medios de comunicación. Pero este día poco a poco también se ha hecho un hueco en el mundo del libro en España.

¿Cómo ha cambiado la pandemia su forma de trabajar?

Lo ha hecho todo más complicado de lo que era antes, que ya lo era. Ha disparado la venta online a lo cual hemos tenido que responder y la atención telefónica se ha multiplicado por cien, es agobiante la cantidad de llamadas telefónicas que recibimos. Lo ha hecho todo más complicado.

Por otra parte, el sector del libro ha sido uno de los que mejor ha resistido y, sobre todo, dentro del mundo cultural. La lectura se ejerce en soledad y le ha llevado a tener una posición de resistencia fácil en comparación con cine, teatro, música y las artes en directo. Parece que ha aumentado el nivel de lectura en España y en la Unión Europea, lo cual es muy importante. Han cambiado muchas cosas, ya veremos lo que queda.

También hemos notado un cierto rejuvenecimiento de nuestra clientela. Algo que para nosotros es un gran motivo de alegría. Si eso se consolida sería lo único bueno de la pandemia.

Aumentó más la lectura durante el confinamiento, pero ¿es una tendencia que se ha estabilizado?

Yo creo que sí. Ha habido gente que no se había acercado al libro por lo que fuera y durante el confinamiento le ha cogido el gusto. Es mucha la gente que me ha manifestado esto.

¿Cree que, como sostiene Irene Vallejo en ‘El infinito en un junco’, el libro en el formato en el que lo conocemos se mantendrá con el paso del tiempo?

Lo comparto totalmente. Creo que actualmente leemos en multiformato: leemos en el móvil, en el ordenador, realmente la nuestra es una sociedad muy lectora. Otra cosa es que leamos libros o no. Pero en concreto el formato libro creo que tiene muchísimos siglos de tradición, que es un aparato tecnológicamente muy avanzado, muy bien desarrollado y desde luego no ha pasado como con la música, donde las descargas han eliminado prácticamente la venta de discos. 

El libro mantiene su valor como objeto, también decorativo, tiene muchos valores que se añaden al de la lectura en sí mismo. Además, todos los índices parecen indicar que la lectura en digital no se aprovecha tanto como en papel, se aprovecha más. La digital se abandona antes.

Háblenos del valor de un librero.

Recomendar me parece la parte fundamental del trabajo del librero. Si una librería tiene razón de ser es esa. Se pueden vender libros en muchos sitios, pero la librería lo que tiene es el poder de la prescripción. En nuestra librería una parte fundamental es el cartel de: “Hemos leído, estamos leyendo, vamos a leer”, también los Premios Cálamo. Ese valor añadido que podemos aportar nosotros al hecho de la compra del libro.

¿Hay suficiente apoyo institucional?

Las ayudas son totalmente insuficientes. El último año con la pandemia ha habido ayudas, cosa que no había habido prácticamente nunca o habían sido ridículas en cuanto a montante. Siguen siendo ridículas en cuanto a montante comparadas con otros sectores culturales y yo creo que sí que hace falta un plan lector, de defensa del libro que parece ser que actualmente el Ministerio de Cultura anda rondando en ello, que hay cierto consenso entre los sectores profesionales del libro y las instituciones en hacer n plan definitivo de apoyo a la lectura y a las librerías y editoriales.

¿Cómo sobrevive una librería frente a la competencia con Amazon o con grandes cadenas?

Con dificultad. Acentuando la labor prescriptora de la librería: algo que las grandes corporaciones digitales no pueden hacer a través de la pantalla, que es mirarle la cara a la persona que llega a la librería y aconsejarle.

Luego también aumentando mucho la profesionalidad, por ejemplo, la velocidad de servicio ahora es fundamental. Nosotros ahora e la librería en 24 o 48 horas podemos tener cualquier libro publicado en España, eso es muy importante. 

Porque cada vez queremos todo antes, absurdamente, porque luego muchas veces compras un libro y se queda en la estantería un mes. Pero hay una pulsión por lo inmediato, no solo en el sector del libro, sino para todo, que yo creo que es bastante dañina y creo que está fomentada por las novedades tecnológicas.

Tener una buena web también es importante y tener un canal de venta a través de la misma. Es importante también que el conjunto del sector del libro (distribuidores, libreros, editores ) esté unido. Tenemos que ser conscientes de que para garantizar la libertad de expresión hace falta que no haya monopolios. Para eso hace falta que el sector del libro, unido, elabore políticas concretas para poder defender sus derechos que son los derechos del lector también.

¿Qué tal funciona la plataforma todostuslibros.com?

Está funcionando bien, es una maravillosa plataforma. Trabajamos todostuslibros.com y calamo.com y con ambas estamos contentos con el funcionamiento, aunque falte introducir mejoras.

¿Qué criterio utilizan para seleccionar libros? Porque además España es uno de los países con más libros publicados al año…

Es estresante desde hace bastante tiempo porque la velocidad del mercado pone un poco nervioso. A veces no hay espacio ni para colocar las novedades y tienes que quitar una novedad para poner otra. Entonces nosotros intentamos filtrar mucho lo que llega. El criterio se basa en un cierto olfato que vas adquiriendo durante el tiempo, en tus lecturas y atendiendo a algunas novedades editoriales.

Nosotros, por ejemplo, damos un fuerte espacio a la edición independiente. También vendemos best Sellers, pero también procuramos no parecernos a otras librerías. Algo bastante lamentable es que cuando entras en una gran superficie librera prácticamente parecen iguales porque tienen los mismos libros cuando la oferta es enorme. 

Nosotros seleccionamos para que nuestra oferta sea diferente. Leemos suplementos literarios, seguimos webs y blogs de opinión. Procuramos informarnos todo lo posible. Dentro de la librería, cada uno de los que trabajamos ahí tenemos nuestra especialidad. Así, con todo ello, vamos creando nuestro catálogo, nuestro corpus de la librería.

¿Cómo se combina la venta de fenómenos editoriales con libros de editoriales independientes?

Yo creo que muchas obras son minoritarias porque no se les da la oportunidad o se relegan directamente a los espacios menos principales de la librería. Cuando entras en Cálamo vas a ver una oferta variada de novedades de muchas editoriales y a lo mejor el último Premio Planeta no es el primer libro que va a saltar a tu vista, va a estar ahí, por supuesto, pero no lo destacamos.

Nosotros colocamos los libros de cierta manera para construir cierta escenografía. Por ejemplo, los Premios Cálamo los convocamos en Navidad y acaban siendo los libros que más vendemos en esas fechas, por encima de los best Sellers del mercado. Para nosotros eso es muy indicativo también porque hacemos un esfuerzo por explicar esos libros. Eso es lo que hace también que la gente aprecie nuestra labor. Porque para explicar “el último premio Planeta es divertido” no hace falta un librero.

¿Cómo ha cambiado el panorama lector y el editorial desde sus inicios?  

Ha cambiado muchísimo. Se publica mucho más libro, hay muchas más editoriales. Por contra, la concentración editorial de los grandes grupos editoriales también es cada vez mayor.

Los gustos han ido cambiando con las épocas. A lo largo de estos casi 40 años hemos visto casi de todo: el nacimiento del mundo del cómic y la desaparición del mundo del cómic, el nacimiento y posterior desaparición de la literatura de viajes y también su vuelta. 

Todo parece que tiene su ciclo. Además, España es un país que tiende a los ciclos, cuando hay países que parecen más estables en cuanto a la permanencia de sus tendencias lectoras.

La oferta es mucho mayor y el público se ha sofisticado más y busca cosas más concretas. Cada vez influye menos la prensa escrita y los suplementos culturales que antes eran muy importantes, ahora hay otras vías de influencia sobre todo a través de las redes sociales.

Hemos tenido también sorpresas increíbles, como que un libro como ‘El infinito en un junco’ de Irene Vallejo haya estado entre los más vendidos durante más de un año, eso nadie lo pronosticó y menos que se convirtiera en un best seller mundial como está ocurriendo. Era insospechado. Por lo menos la literatura tiene esas cosas, surgen estos milagros.

Tienen también la librería Cálamo infantil, en la que siguen una línea muy personal también.

Nos preocupó desde el principio que lo que nosotros ofrecíamos no fuera lo de siempre. Nos parecía que vender franquicias, series televisivas, libros con niñas ultradelgaditas o princesas no nos iba. Además, el panorama de literatura infantil y juvenil ahora en España es incomparablemente mejor de lo que era hace 30 años, hay una gran cantidad de editoriales maravillosas y se trata de darles espacio y cuando se lo das, la gente responde.

¿Cómo es Paco Goyanes como lector?

Bastante anárquico. Me gustaría tener más tiempo para leer. La fortuna y la maldición es que dispongo de todos los libros que quiero, lo que me hace saltar de flor en flor, empezar muchos libros y dejarlos y volver a empezar. Soy bastante exigente. Me gustaría volver a leer más clásicos, pero estoy bastante obligado a leer novedades por mi trabajo. Me gusta mucho la crónica periodística, el ensayo y la novela. Lo que menos leo es novela policiaca pero no porque no me guste sino porque ahora no me lo pide el cuerpo. Durante mucho tiempo me interesó la literatura de viajes y me sigue gustando.

Redacción AEA 

LLM

Fotos: JF

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