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José Ángel Oliván (UCARAGON): «La factura eléctrica es incomprensible, la fijación de precios es un absurdo y la libertad de competencia que nos vendieron no existe»

José Ángel Oliván

Presidente de la Unión de Consumidores de Aragón (UCARAGON)

Más de dos décadas lleva José Ángel Oliván trabajando en UCARAGÓN, defendiendo los intereses de los consumidores. Entre las principales tareas de esta asociación está resolver dudas, iniciar reclamaciones y acciones judiciales, así como representar a los consumidores y difundir información por diferentes medios.

Preséntenos brevemente su trayectoria profesional.

Profesional y sindicalista en el sector financiero, desde 1998 ocupo cargos en la dirección regional de UGT Aragón hasta el año 2000 en el que regreso a mi puesto de trabajo.

¿Cómo recala en UCARAGÓN?

Comienzo mi colaboración con UCARAGÓN en 1998 como miembro de su Junta Directiva.  Posteriormente en 2004 ocupo la Presidencia de UCARAGÓN y en 2008 la de la Unión de Consumidores de España, que abandono en 2012. Paso a la Secretaría General y luego de nuevo a la Presidencia de UCARAGON siempre de forma altruista y voluntaria compaginándolo con mi puesto profesional.

¿Podría explicarnos en qué consiste principalmente el trabajo de UCARAGÓN?

Somos una organización de consumidores. El artículo 51 de la Constitución Española señala que los consumidores serán representados en sus derechos por sus asociaciones. Este es el principal objetivo de UCARAGÓN. De la misma manera que los sindicatos defienden los derechos de los trabajadores y las organizaciones empresariales los de los empresarios, las organizaciones de consumidores representamos precisamente a aquellos que compran lo que empresarios y trabajadores venden. Somos, por lo tanto, un agente económico.

Diariamente resolvemos dudas, iniciamos reclamaciones y acciones judiciales y representamos a los consumidores ante organismos oficiales. Difundimos información constante a través de cualquier medio posible, escrito, presencial, telefónico, redes sociales, presencia en la calle, etc.

Uno de los temas que más preocupa actualmente a los consumidores es la factura de la luz. ¿Han recibido muchas quejas al respecto?

Muchas es decir poco. El problema del mercado energético español no es únicamente la reciente alza de los precios. Lamentablemente, es un mercado enormemente complejo y desconocido, en el que las reglas habituales de las compras a las que estamos habituados los consumidores no sirven. Hay dos mercados a la vez, tanto en el gas como en la electricidad. La factura eléctrica es incomprensible. La fijación de precios un absurdo y la libertad de competencia que nos vendieron no existe.

El gran problema es que la banca ha realizado el cambio digital sin asegurarse de que sus clientes dominaran las técnicas de protección que evitaran estos fraudes

¿Cuáles son las dudas o reclamaciones más frecuentes con respecto a las nuevas tarifas de la energía eléctrica?

La principal duda es conocer el alcance que las noticias que aparecen en la prensa tendrán en nuestra factura. No hay una correlación clara y directa entre el precio del mercado mayorista, que es el que nos dan a conocer un día sí y otro también, y el precio del mercado doméstico. A todo esto, hay que añadir que la empresa más habitual en Aragón y distribuidora de referencia en nuestra tierra está teniendo una serie de problemas con su facturación que no termina de explicar.  Así que los consumidores están desconcertados.

¿Qué otros temas preocupan a los consumidores?

Tras los confinamientos, durante los cuales los problemas más numerosos fueron los relacionados con las obligadas cancelaciones, hemos vuelto a la normalidad y los problemas con las telecomunicaciones han vuelto a suponer una gran parte del trabajo de reclamaciones en nuestras oficinas. Un sector que también está dando muchos quebraderos de cabeza es el sector financiero, con un sinnúmero de temas que empezaron con las clausulas suelo, los gastos hipotecarios y han seguido con las tarjetas revolving, el abuso en las comisiones y el gran deterioro en la calidad y cantidad de sus servicios. La vivienda, el transporte, el comercio online, también aportan su grano de arena a nuestras preocupaciones.

Con el avance de la compra online y del uso de la banca online, ¿han aumentado mucho los fraudes en estos ámbitos?

La generalización de la banca online ha ampliado el campo de acción para los desaprensivos. Toda la vida ha habido timos, pero ahora lo pueden hacer desde su casa y llegar a millones de personas. El gran problema es que la banca ha realizado el cambio digital sin asegurarse de que sus clientes dominaran las técnicas de protección que evitaran estos fraudes.

¿Cuáles son los fraudes con los que más se han encontrado últimamente?

La mayoría tienen un elemento común: enviar mensajes haciéndose pasar por otros para conseguir introducir en nuestros ordenadores un troyano que les permita acceder a nuestros datos y a nuestras claves bancarias. El enmascaramiento era muy burdo al principio, pero ahora son capaces de hacerse pasar por nuestro banco, por la Agencia Tributaria, Correos o por las grandes empresas más conocidas.  Por eso el principio de precaución y de desconfianza es imprescindible.

Poco a poco se va extendiendo la idea que los consumidores tenemos derechos y de que hay mecanismos para exigirlos

Recientemente han elaborado un folleto informativo y de prevención de fraudes a personas mayores. ¿Son un colectivo especialmente vulnerable?

Las personas mayores se educaron en un mercado diferente. En un mercado en el que había una única empresa eléctrica, una única empresa telefónica, en el que empleado de la Caja de Ahorros era tu amigo y sobre todo en el que primaba la relación persona a persona. Se mueven mal en el mercado digital o ante el marketing agresivo de las nuevas empresas de energía, tecnológicas o de financieras. Eso los convierte en vulnerables.

¿Qué otras iniciativas llevan a cabo para proteger a las personas mayores?

Constantemente estamos dando charlas informativas sobre la prevención de fraudes, sobre la capacidad de decir que no, sobre las facturas eléctricas, sobre los engaños de los bancos, sobre los derechos de los consumidores en general.  

A modo de ejemplo estamos recorriendo los barrios de Zaragoza de la mano de la Federación de Asociaciones de Vecinos intentando que cada vez más mayores puedan defenderse. Y por supuesto tienen nuestras oficinas y nuestros teléfonos para cuantas consultas necesiten hacer.

¿Cree que, en general, somos suficientemente conscientes de nuestros derechos como consumidores?

Poco a poco se va extendiendo la idea que los consumidores tenemos derechos y de que hay mecanismos para exigirlos. Hay que reconocer que en este trabajo el papel de los medios de comunicación ha sido esencial. Pero nos falta todavía mucho que avanzar. Todavía somos los “niños pequeños” del mercado. Todavía hay demasiadas decisiones que se toman sin que nosotros intervengamos. 

Horarios, regulaciones, cadenas de valor, modelos de producción y tantas otras cosas que configuran un mercado se llevan a cabo sin nuestra participación y a nuestras espaldas. Imaginemos el gran salto digital con empresas que son capaces de eludir el control de los Estados.  Ante ellas estamos indefensos y sólo la unión de los consumidores conseguirá que recuperemos nuestra soberanía. Todo se hace con nuestro dinero, pero sin nuestra opinión.

¿Hay algo más que quiera añadir?

Quiero insistir en la necesidad de que los consumidores nos unamos. Hemos visto que el resto de agentes económicos lo han hecho y defienden eficazmente sus intereses. Los derechos de los consumidores están avanzando. Nuevos retos como la protección de datos o los nuevos modelos de economía circular y sostenible nos esperan en los próximos años y hace tan apasionante la labor de las organizaciones de consumidores.

Redacción AEA/ L L M

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