Hablemos de economía Opinión

Economía productiva real

Antonio Morlanes Remiro

PRESIDENTE DE ARAGONEX

aragonex@aragonex.com · www.aragonex.com

Vivimos tiempos confusos, y me atrevo a decir que, en general, esto se refleja particularmente en la economía. La hemos convertido en una carrera por el crecimiento, caracterizada por ciclos de avances y retrocesos que generan una constante tensión social. Las crisis no afectan a todos los sectores productivos de la misma manera; algunas inciden en las materias primas, mientras que otras golpean al sistema financiero. Sin embargo, al final, todo se traduce en la vida cotidiana de los ciudadanos, quienes se ven cada vez más presionados por un consumo exacerbado y sin lógica alguna. Sin embargo, frenar este consumo podría afectar la política de crecimiento de los grandes bloques económicos.

Existen ejemplos en todos los sectores productivos y financieros. En relación con este último, el año pasado (2023), los cinco principales bancos obtuvieron beneficios por un total de 26.088 millones de euros, un 25,96% más que el año anterior. Su respuesta a estos números se centra en dos mensajes: uno, que pagan demasiados impuestos, y dos, que necesitan reestructurar recursos para reducir costes y, según afirman, mejorar el servicio al cliente. No obstante, esto deja desatendida a las zonas menos pobladas (la España vaciada) ya que les genera gastos y pocos beneficios.

Por otro lado, las cinco principales compañías energéticas ganaron 10.465,8 millones de euros, aunque este beneficio disminuyó un 24,6% con respecto al año 2022. También ellas se quejan de pagar impuestos elevados.

Sin entrar en detalles sobre las remuneraciones millonarias de los presidentes de las empresas del IBEX35, los datos del 2022 confirman que los altos ejecutivos en España sumaron un total de 74.258 miembros, con un ingreso medio de 260.000 euros cada uno. Esto significa un ingreso total de 19.300 millones de euros, y, por lo tanto, una cotización a la Seguridad Social por una base de 3.700 millones de euros, dejando exentos de esta cotización unos 15.600 millones de euros. El impacto de estos ingresos no cotizados en las cuentas de la Seguridad Social es significativo.

Hagamos una fotografía del conjunto echando un vistazo al panorama general. En los Presupuestos Generales del Estado, hay una partida poco conocida llamada «Transferencias a otras Administraciones Públicas», que incluye presupuestos destinados principalmente a Sanidad Pública y Educación. Esta partida ascendió a 66.457 millones de euros en el año 2023, y como los presupuestos se han prorrogado, es razonable esperar una cantidad similar. Los beneficios de los sectores financieros y energéticos, solo tomando en cuenta los cinco más importantes de cada grupo, representan el 55% de esta partida presupuestaria mencionada. Dicho de otra manera, equivale a casi tres meses de pensiones. Si consideramos también los ingresos no obtenidos por salarios superiores a 50.000 euros anuales, podríamos hablar de hasta cinco meses de pensiones.

Ante este escenario, creo que es imperativo buscar soluciones. Comencemos por analizar a los trabajadores en activo. En números redondos hay unos 21 millones de asalariados. Las PYMES, que representan entre 0 y 249 trabajadores, suman un total de 17,5 millones. Esto significa que más del 80% de la fuerza laboral está empleada por PYMES, mientras que las grandes empresas tienen 3,5 millones de asalariados. Además, el 65% del PIB de España proviene directamente de las PYMES, y una parte considerable del restante 35% se deriva de la producción que las PYMES realizan para las grandes empresas.

Las demandas generales en el sector empresarial son claras: las PYMES luchan por mantenerse a flote, mientras que las grandes empresas ambicionan incrementar sus ganancias cada año, lo que a menudo implica trasladar costes a las PYMES que trabajan para ellas. Es importante señalar que, mientras los gerentes de las grandes empresas suelen ser profesionales experimentados cuyos ingresos dependen de los beneficios que generan, los directivos de las PYMES suelen ser sus propietarios, cuyo principal objetivo es garantizar la continuidad de sus empresas año tras año. Además, muchas PYMES también actúan como proveedores de servicios para las grandes empresas, lo que significa que deben financiar los proyectos de estas últimas.

Se habla actualmente de una nueva fórmula económica, conocida como «decrecimiento», pero confieso que no termino de comprenderla completamente. Desde el nacimiento, las personas y la economía crecen y se desarrollan, hasta llegar a un punto en el que lo crucial es mantenerse. Creo que aquí radica la clave: mantenernos en una situación que no hemos construido.

Es necesario reflexionar sobre si el desarrollo que hemos experimentado es el más adecuado para mantener una situación de comodidad social. Considero que debemos cuestionar en qué contribuyen realmente las grandes empresas al conjunto de la sociedad. Aunque puedan enumerarse múltiples aspectos positivos, creo con toda seguridad que la verdadera economía productiva reside en las PYMES. Por cierto, un dato curioso y lamentable: solo el 10% del total del movimiento económico corresponde a la economía productiva, mientras que el 90% restante se refiere a la especulación con el capital. Dejemos eso ahí y continuemos con nuestra transformación. Una característica especial de las PYMES es que la mayoría están dirigidas por sus propietarios, cuya principal preocupación es la supervivencia de sus negocios, más que su crecimiento. Además, su capacidad productiva es el verdadero motor de la economía.

Considero que debemos mirar hacia el futuro valorando la capacidad de las PYMES en lugar de centrarnos exclusivamente en las grandes empresas, que a menudo subcontratan proyectos a las pequeñas. Si esta reforma se acompañara de una transformación real de las Administraciones Públicas, el éxito estaría garantizado.

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