Opinión RSC

La reconversión no tecnológica

RSC

Juan José Cubero Marín

Exprofesor titular de la Universidad de Zaragoza

jjcooperm@hotmail.com

Hemos tratado, en más de alguna ocasión, en esta sección de la Revista Actualidad de las empresas aragonesas aspectos relacionados con la abundante legislación de los diferentes reguladores, tanto autonómicos, como nacionales e internacionales y en casi todos los casos se aprecia un duro olvido al no contar con las personas, que somos lo más importante que hay en este mundo. Aquí hay que incluir, igualmente, a todo lo relativo a las nuevas tecnologías ya que padecen de los mismos problemas.

Se viene observando una tendencia clara y persistente a establecer compromisos con el planeta, en base a asegurar un incremento de la temperatura no superior a 1,5/ 2º C, hasta el año 2.050, de ahí que las medidas que se están tomando van en la dirección de no producir gases de efecto invernadero, de asegurar la eficiencia energética, producir sin contaminar, etc., y todo esto a cargo de las empresas, con lo que su competitividad se ve disminuida seriamente, lo que no se tiene en cuenta.

Por otro lado, las nuevas tecnologías también se centran en cuestiones que nos sorprenden por los avances que se están produciendo, como es el caso de la explosiva presencia de la inteligencia artificial, las impresoras 3D, la domótica y otras innovaciones, pero también se olvidan, en muchos casos, de las personas y de su seguridad.

Es evidente que todo lo anterior es muy positivo y necesario, pero hay que integrar esos avances tecnológicos con el desarrollo humano, centrado en valores éticos, ya que con la ausencia de ellos, se corre el riesgo de perder todo lo que de favorable tienen los avances señalados, ya que de esta manera, no llegará nunca a beneficiar a la personas, a la sociedad, ni a las empresas. Así aparece la corrupción con todas sus variedades, proporcionando serios problemas a la sociedad, generando pobreza y grandes dificultades (menos a los corruptos), a los grupos más vulnerables con problemas no solo económicos, también se ve afectada la salud y últimamente, se está viendo un incremento de problemas psicológicos, proporcionando inseguridad y consecuencias irreversibles en muchos casos.

Las empresas deben tener en cuenta el aumento de los costes que el cambio climático les supone, por lo cual hay que buscar vías que equilibren estos gastos que imponen las leyes y pasan por invertir en el capital humano, hasta pueden aumentar los beneficios y sobre todo así se podrá asegurar la continuidad del negocio y de los puestos de trabajo, algo muy importante en estos momentos de incertidumbres que nos rodean por todos los lados.

En realidad, se trata de gestionar las empresas de otra manera, que no es otra que hacerlo por medio de la Gobernanza del Bien Común, pensando en la importancia que tiene, tanto para las personas como para las propias empresas, sin olvidar a otro importante “grupo de interés” más:  la salud de nuestro planeta tierra. Valdrá la pena ir cambiando los sistemas de gestión y sus objetivos para conseguir esos beneficios, de ahí que sea necesario una fuerte reconversión para tratar las cosas con más eficiencia y rentabilidad y transparencia.

 

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