Opinión Tribuna de cultura

Los seres imposibles

Cultura

Juan Royo Abenia

@juanroyoyabenia

A un gallego biennacido (por lo de agradecido) aguardaban en el hospitalario Aragón “Los seres imposibles” (Antón Castro, PUZ). Eran caballos, tigres, cocodrilos, siluros, delfines, ballenas, ninfas o sirenas, oníricos y cotidianos, reales o imaginados por la gracia de Álvaro Cunqueiro, Rafael Dieste, Torrente Ballester, Homero o Borges a través de cuentos, fábulas, sendas, amor y paisajes. Emociona redescubrir textos arraigados desde la infancia a través de acentos que inquietan y expresivas máscaras que intrigan. Son apariciones, metamorfosis y alucinaciones que azuzan de manera espontánea la imaginación.

“El lejano país de los estanques” (Carol Medina y Rodolfo Santullo, Planeta) es la crème de la crème de la novela negra española. Esta adaptación de la obra de Lorenzo Silva inicia las aventuras de la famosa pareja de la Guardia Civil compuesta por el sargento Rubén Bevilacqua y la agente novata, Virginia Chamorro. Un truculento asesinato en un tórrido agosto en una urbanización mallorquina lleva a nuestros protagonistas a sumergirse en sórdidos clubes nocturnos, playas nudistas con personajes nada inocentes, trapicheos, violencia, lujuria, miserias y promiscuidad. ¿Quién era Eva Heydrich, la bella y dulce joven austriaca que encontraron colgada en un chalé con evidentes signos de violencia? Un revólver con huellas de una sesentona suiza de fama libertina o un mendigo al que intentan matar unos niñatos son piezas que la benemérita deberá encajar para resolver el angustioso misterio.

“Soma (Fernando Llor y Carles Dalmau, Planeta)” ¿Una precaria autora de cómics amarrada a su tableta todas las horas de su vida dibujando en la más absoluta soledad? ¿y si un alienígena se colara por su ventana, pero resulta que tiene próxima una fecha límite para entregar un encargo y no le puede atender? Atiende, que los suyos están a punto de empezar la conquista de la Tierra y Maya debe impedirlo. Fornidos militares, naves espaciales gigantescas y tentáculos cefalopoideos, ¡millones de tentáculos! ¿qué puede salir mal?

“Star Wars Los Secretos de los Cazadores de recompensas” (Mark Sumerak y Sergio Gómez Silván, traductor Víctor Manuel García de Isusi, Planeta). No hay mejor guía que el astuto pirata Hondo Ohnaka para una visita turística por los bajos fondos de Star Wars y compartir historias fascinantes y truculentas historias sobre los mejores cazarrecompensas. Din Djarin, Boba Fett o Cad Bane son profesionales de la ingrata pero lucrativa labor de perseguir a aquellos por quienes se ofrece recompensa, para cobrarla. A unos se les buscan vivos, a otros no es necesario. Maravilloso el troquel de un increíble pozo de sarlacc, sus solapas interactivas y un póster que hará las delicias de los aficionados.

“Todo lo que tenemos” (Francisco Salvador. Colección pálpito de poesía, Cábula) son doce poemas que ilustran el mundo, la familia, el trabajo, sus ciudades, pasado, presente e ilusiones del autor. Está su vida, y además está su amor, y además está el amor de su vida, que no sólo es la dedicataria del libro, sino que es también quien ha dibujado la preciosa cubierta. Pero, en realidad, es una de esas cosas que querríamos dejar cuando ya no estemos en este mundo. Básicamente libros en los que puedan encontrarnos. Bienvenida sea esta coqueta editorial, pequeña, de placeres minúsculos, del lunfardo, la centenaria jerga arrabalera bonaerense de doble significado: pálpito y augurio, de calle y con corazón. Porque por las calles pasean los corazones y se empiezan a forjar sus historias.

En “NEOCAOS” (Pere Joan, Autsaider) todo son rotondas, chabolas, somieres desvencijados, uralita, sogas y tensores, paneles, vallas publicitarias, huesos, cadáveres hinchados, arquitectura brutalista, soluciones habitacionales (así llamó Zapatero a vivir en 30 metros cuadrados. María Antonia Trujillo -sujétame el cubata- las rebajó a 25 ya que “la dignidad no se puede medir por metros cuadrados”), socavones, goteras, charcos, humedales, miseria, desperdicios, soledad, soledad no deseada, antropofobia, agorafobia, aporofobia, claustrofobia, zoofobia, acrofobia, incluso brontofobia… Todo esto y mucho más en una innovadora (ensayo, cómic, libro ilustrado, revista de sociedad) irónica, sagaz, mordaz y espeluznante crítica de la burbuja inmobiliaria. La nueva casta política de los ochenta alumbró a la beautiful people, la corrupción y los pelotazos inmobiliarios. La contienda entre guerrismo y felipismo fue encarnizada. Y de aquellos polvos, estos lodos.

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