Aragonanda Opinión

Muela de Beratón (1582 m) y del Morrón (1663 m)

La cara oculta del Moncayo

Aragonanda

Chema Tapia

Montañero y divulgador
chematapia.blogspot.com

El macizo del Moncayo tiene en el pico de San Miguel la mayor altura del Sistema Ibérico, pero hay mucho más. La comarca del Aranda acoge lo que se da en llamar “la cara oculta del Moncayo”. Nos acercamos hasta Purujosa para adentrarnos en este paisaje, por estos pliegues de la montaña, donde se aúnan grandes montañas con profundos barrancos por los que discurre la poca agua que las entrañas del Moncayo no se guardan para sí. 

Nos aupamos a esta Corona Norte del Aranda, donde emprende el vuelo la comarca para auparse a su cima. Tomamos el GR 90, que cruza el casco urbano. En la cara norte del pueblo nos asomamos al espectacular escenario de nuestros pasos de hoy, ya dominado por esas enormes muelas, nuestros objetivos, la de Beratón, compartida con esa localidad soriana, y la del Morrón, compartida en este caso con Añón, de la comarca de Tarazona.

Seguimos las marcas rojiblancas, hasta que al poco las dejamos que sigan hasta el fondo del barranco para encontrar el peirón de la Virgen de la Leche y adentrarse en el barranco de Cuartón. Continuamos barranco arriba. La entrada a unas viejas pistas hace que se vaya empinando el trazado. 

Tras el paso por una red de ellas, llegamos a un punto en el que se empina más bajo la imponente mirada de los acantilados, hasta dar con una senda que nos arrima a la pared, que ya nos exige más atención, llegando incluso a usar las manos en algún paso. 

Un último esfuerzo para subir a la muela, una enorme planicie cortada a pico por este lado. Vamos por la muga con Beratón (Soria), que cruzamos un poco para poder decir que, a los 1582 metros, hemos hecho cumbre en la llamada Corona Alta, gozando de unas vistas extraordinarias, entre otras cosas hacia nuestro siguiente objetivo, la Muela del Morrón.

Para continuar con la circular bajamos de esta muela por la cornisa NW, sin dejar de admirar los paisajes de la dehesa soriana, y el alto de san Mateo, con restos de antiguas murallas de un despoblado medieval, mezclado con los restos del castro celtibérico. Buscamos un fallo en la estructura pétrea de este gran macizo para bajar en busca del sendero. 

Al pie ya de los murallones de roca, que albergan grandes oquedades empleadas antaño como apriscos de circunstancias, tomamos la senda que, por encima de un barranco tributario del Hoyuelo, nos lleva hasta el collado de la Atalaya.

Continuamos por tierras sorianas, por la curva de nivel de los 1500 que nos deja en el collado, para meternos a nuestra comarca al filo de la de Tarazona en la muga con Añón y auparnos por el calizo terreno de esta otra muela, la del Morrón que, en el mismo filo del acantilado, con sus 1663 m, es el techo de la del Aranda, que la contempla al sur, con unas vistas espectaculares también hacia el Moncayo y sus sierras.

Las Peñas de Herrera actúan de telón de fondo en nuestro descenso. Bajamos hasta el collado de la Estaca, donde retomamos el GR 90 (antiguo GR 90.2) de vuelta ya a Purujosa. Por viejos caminos que burlan la pista pasamos por la fuente del Col, que invita a detenerse y echar un bocado. Estamos en la cabecera del barranco de Valdecongosto, al que luego accederemos a través del de Hoya Barrán. 

Poco a poco te lleva a su seno bajo unos acantilados que juegan con nosotros, haciéndolo cruzar en innumerables ocasiones, hasta que la estrechez se come la senda, teniendo que circular por el mismo lecho en el tramo final debido a la proximidad de las paredes. Media hora de tránsito por este espectacular barranco es suficiente para salir a la carretera que, en menos de un kilómetro, nos conduce al pueblo.

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