Desde mucho antes de llegar a Peracense, punto de partida para su ascensión, se hace visible el San Ginés, de 1602 msnm. Al pasar por el pueblo, sorprende el edificio de la iglesia, de piedra rodena, propia del terreno. En la parte alta, y con la silueta ya de lo más visible de su castillo, se encuentra un apartadero, con peirón y abrevadero, donde dejamos el vehículo.
Comenzamos desde este punto situado en lo alto del pueblo, y donde tomamos ya el GR 24, señalizado como Sendero Turístico de Aragón. Cruzamos las antiguas vías del tren minero, que transportaba el hierro desde las minas de Ojos Negros hasta el Puerto de Sagunto, y tomamos la pista sin dejar de ver nuestro objetivo.
En veinte minutos llegamos al collado del Mirador, en el que tomamos un sendero a mano izquierda. Este sendero discurre por entre pinos y retorcidas jaras, hasta alcanzar una pista de cemento tras unos roquedos.
En una amplia cima, a cuatro pasos está la ermita de San Ginés, acompañada de un buen puñado de antenas (una de ellas le suma a este monte casi cien metros), los restos de una torre de vigilancia y el vértice geodésico, entre roquedo y sabina rastrera. La mirada tiene la oportunidad de expandirse hasta el infinito a los cuatro costados.