Hora y media hasta aquí. La entrada al recinto, y más si eliges fechas de poca concurrencia, es algo que sobrecoge, especialmente si bailan sobre él los vaporosos velos de las nieblas.
Es un pequeño circo abierto al sur, con una loma de suave trato al oeste, Peñas del Ibón las llaman, y unas altivas ralleras en las otras dos direcciones, con los picos de Lac de la Chourique y Larraille, que también hacen güega con el país vecino, formando parte del circo de Ansabère. Justo en el desagüe del ibón está la continuación del sendero, pero podemos optar por encaramarnos a esa loma para subir los 150 metros de desnivel y llegarnos hasta la divisoria y contemplar dicho circo.
De vuelta al desagüe del ibón para incorporarnos al S-5. A poco que hayamos subido por la loma habremos tenido la ocasión de contemplar este gran ojo de profundo y sereno mirar. Durante la siguiente media hora, el telón de fondo embriaga nuestros sentidos, Chipeta Alta y Petraficha rasgan el horizonte.
Poco a poco se van ampliando esas vistas, ya que vamos tomando rumbo NW para ir entrando en el circo. Otros son los montes que compiten ya reclamando nuestra mirada. Los Anzotiellos, Gorretas, Gamuetas, con el Mallo de Acherito, el padre de todos, muestran su salvaje porte a la vez que la armonía en su convivencia.