Hablemos de economía Opinión

¿Cuál es el fin de la banca?

Antonio Morlanes Remiro

PRESIDENTE DE ARAGONEX

aragonex@aragonex.com · www.aragonex.com

Quiero iniciar este artículo con una pregunta que, aunque parezca una obviedad, podamos hacernos todos y reflexionar sobre ella: ¿Qué es un banco (entidad financiera)? Podríamos decir que es la organización donde llevamos nuestro dinero para que nos lo guarden y que, cuando necesitamos liquidez, pedimos que nos presten por un tiempo determinado. Esto es, digamos, el espíritu de la banca.

Pero antes de entrar en el análisis, hagamos un poco de historia cercana. Recuerdo (y no hace tanto tiempo) que se llevaban a la oficina correspondiente los ahorros que uno tenía y, por la deferencia, el banco te pagaba unos intereses que eran acordes con el instrumento en el que se depositaba: cuenta corriente, libreta de ahorros o plazo fijo, tampoco había mucho más; pero sí es cierto que por todo ello pagaban y, como es lógico, por las operaciones de préstamo/crédito, letras, etc., te gravaban unos intereses y una comisión. Hasta aquí todo perfecto, además, había una relación más personal, más de compromiso entre las partes.

Pues todo esto ha cambiado. La banca se ha transformado y algo que debería ser una excelente noticia, ya que en el mundo todo tiende a evolucionar (en lo que aquí refiero), no ha sido así, mas bien lo contrario: las entidades financieras se han convertido en un ente lejano y opaco a la sociedad, justo lo inverso a lo que ellos pregonan en sus publicidades y solo se manifiestan como parte integrante del Estado cuando, por su mala gestión, piden que se les rescate con dinero público que ya no se nos retorna.

Y como ejemplo de contradicciones que ahora suceden podemos ver, como relataba en el segundo punto de este artículo, que habiendo estado pagando la banca por el dinero que los clientes depositábamos para su custodia y que a ellos les servía para hacer negocio a través de operaciones crediticias, en estos momentos es necesario pagarles por dejarles nuestros ahorros, como excusa nos dicen que tomar esta financiación tiene coste para ellos, por lo que deberíamos preguntarnos: ¿En el pasado no lo tenía? Daremos la callada por respuesta.

Las entidades financieras se han convertido en un ente lejano y opaco a la sociedad, justo lo inverso a lo que ellos pregonan en sus publicidades

Las entidades financieras han pasado de ser el instrumento que posibilitaba el crecimiento de la economía productiva, a ser esta la que trabaja para estar al servicio de la banca, pero no solo esto sucede a nivel general, si nos vamos a la relación que se establece con las PYMES, este hecho se multiplica por lo que cualquiera de nosotros podamos imaginar.

La palabra garantía, en esa intermediación financiera, no tiene ninguna relación con el análisis de las empresas o proyectos, solo sirve para que los propietarios de las PYMES deban apoyar con su patrimonio la financiación que necesitan, no deseo adjetivar esto, pero sí poner un nuevo ejemplo con las circunstancias que estamos viviendo a raíz de la pandemia Covid-19: el Estado a través del ICO puso 125 mil millones de euros para que sirviesen de aval a la financiación, en especial de las PYMES, esto daría origen a la salida a los mercados a unas capacidades productivas que podía salvar la crisis económica que se estaba viviendo a causa de la pandemia.

¿Qué ha sucedido con este instrumento de avales? Que, de manera bastante amplia, se ofreció a las PYMES que tenían créditos en sus bancos, la cancelación de estos y su renovación con la garantía de los avales del ICO, como consecuencia de esto, un buen porcentaje de la financiación que debería salir al mercado solo sirvió para disminuir morosidad en las entidades financieras.

Pero no solo ha sucedido lo descrito hasta aquí, como el ICO avalaba entre el 70% y el 80% de la financiación y el resto debía ser a cargo del banco correspondiente, este pedía a la PYME que fuesen ellos los avalistas por este complemento, no voy a afirmar que siempre sucediese de este modo, pero sí en buena medida.

En estos momentos, como la capacidad de respuesta de las PYMES frente a su endeudamiento no ha mejorado, el Gobierno ha aprobado, reestructurando y alargando los plazos de devolución, convertir la deuda en préstamo participativo y en algunos casos aplicar quitas, estas se usarían de acuerdo con la proporción de caída de la facturación, en especial en aquellas cuyo desplome haya sido del 30%. 

Aquí puede darse un problema, como la capacidad operativa del ICO no posibilita analizar la situación de las empresas, serán los bancos quienes articulen estas decisiones. ¡Veremos qué nuevas sorpresas nos depara la banca!

Creo que es el momento de reflexionar y hacer que la confianza y el interés común sean los elementos que conjuguen a las partes

Con respecto a la ampliación de plazos se pasará de los 8 actuales a 12 años. Como en la morosidad que se produzca deberá funcionar el sistema de avales, se prevé que el Estado y los bancos asuman esta devolución crediticia, cada uno en su porcentaje, pero ambos al mismo tiempo. Para hacernos una idea real de lo que estamos referenciando, se trata de más de 500.000 empresas y autónomos con una financiación avalada de más de 90 mil millones de euros. 

Siempre queda la esperanza sobre el funcionamiento de las entidades financieras, porque no todas actúan de la misma forma, pero la confusión reinante y la falta de credibilidad que aportan los bancos a las PYMES y a los autónomos es de tal tamaño, que solo se solventa con una alta necesidad de financiación que necesitan y que, además, asumen con condiciones denigrantes y muy sacrificadas para conseguirlas. Por todo lo anterior, creo que es el momento de reflexionar y hacer que la confianza y el interés común sean los elementos que conjuguen a las partes.

Pero algo más define a las entidades financieras: toman la decisión de fusionarse unas con otras y pretenden que los ciudadanos nos sintamos orgullosos de tener bancos grandes y poderosos. Al margen de que esto nos sirva de comentario mientras tomamos unas cañas con los amigos, nos preguntamos: ¿Cuál es su incidencia en nuestras vidas? 

Les voy a contar mi opinión: primero, concentra la competencia, por lo que deja una franja pequeña de mercado con relación a la posibilidad de elección del cliente; segundo, reducen costes al necesitar menos recursos humanos, lo que incide en mayor gasto para el Estado y menor ingreso por impuestos; y por último, pero por no entrar a más incidencias, disminuye el servicio sobre todo en pequeños pueblos que ven cerrarse las oficinas que allí estaban desde hacía años.

En definitiva, estas fusiones, me atrevo a afirmar, no nos aportan ningún valor añadido a los clientes de las entidades financieras y nos encierran en un límite de nuestra capacidad de elección.

Después de este recorrido mi opinión es que estamos abocados a un retroceso de la economía productiva que llevará a provocar altos costes en los mercados fiscales y, por tanto, inestabilidad ante todas las crisis que se puedan producir, dicho de otra forma, desaparición del concepto de sostenibilidad, si es que en algún momento ha existido.

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