Háblenos un poco de Cancook, ¿cómo nace este restaurante y con qué filosofía?
Montamos el restaurante con la idea de hacer algo que nos apeteciera. Empezamos siendo también bar cafetería, servíamos tapas y desayunos, pero con el tiempo, el cliente demandó algo más especializado.
Dejamos de dar desayunos, quitamos el bar y ya hicimos una puesta en serio cuando dejamos el local en el centro y nos cambiamos a la Romareda. Mucha gente nos decía que nos habíamos vuelto locos por irnos lejos del centro.
Pero fue un acierto porque decidimos quitar el menú del día y nos centramos en el menú degustación. El primero fue un año complicado, pero a partir del segundo año fue muy bien. Además, en ese año logramos la Estrella Michelín, lo que supuso la confirmación de que habíamos tomado la decisión correcta.