El rincón del asesor Opinión

Cautela, diversificación y ahorro para la jubilación en 2021

EL RINCÓN DEL ASESOR

Andrea Carreras-Candi
Directora de EFPA España (asesores financieros)

2020 fue uno de los años más complicados en todos los ámbitos, por culpa de una crisis sanitaria sin precedentes que desencadenó una crisis económica provocada por la parálisis de la actividad económica durante meses y las dificultades para retomar el desarrollo habitual de diferentes sectores productivos. 

En este escenario, la palabra del año para los mercados fue volatilidad, por los vaivenes a los que se vieron sometidos los mercados, según reaccionaban ante cada novedad de la crisis del Covid-19, eclipsando por completo otros factores que estaban llamados a influir como el resultado de las elecciones en EE. UU. o la resolución definitiva del Brexit.

Teniendo en cuenta este escenario, y a la hora de establecer unos propósitos financieros de cara a 2021, en primer lugar, y más importante que nunca, debemos analizar cuál es la situación de nuestras finanzas, después de un año anterior tan complicado y ver la evolución que han sufrido a lo largo del año, sobre todo para comprobar si esos objetivos financieros siguen siendo los mismos que un año antes. 

¿Cómo y en qué medida han cambiado nuestras necesidades y nuestras prioridades en este tiempo? Esta es la primera pregunta que nos debemos plantear antes de analizar nuestros propósitos financieros.

Cabe plantearse que la volatilidad siga siendo la protagonista en las bolsas, lo que implica que debamos extremar la cautela y apostar por estrategias de inversión en el largo plazo, acompañados por un asesor financiero profesional

La siguiente pregunta, a la que me temo que todavía no podremos encontrar una respuesta segura, será saber si 2021 será el año de la recuperación económica, puesto que algunas de las dudas sobre el crecimiento que experimentará la economía en los próximos años no se despejarán, al menos, hasta que no sepamos la efectividad de la vacuna y la diligencia en su distribución que nos permite dar pasos para recuperar una cierta vieja normalidad. 

Es por ello que cabe plantearse que la volatilidad siga siendo la protagonista en las bolsas, lo que implica que debamos extremar la cautela y apostar por estrategias de inversión en el largo plazo, acompañados por un asesor financiero profesional que guíe nuestras decisiones de inversión y nos evite cometer errores fruto del pánico o por llevarnos dejar por las emociones. 

Esa es una de las grandes enseñanzas en el ámbito financiero que nos enseñó 2020, donde comprobamos que deshacer posiciones cuando la Bolsa estaba cayendo a plomo no fue una decisión muy adecuada.

Con este panorama claro, resulta primordial tener claro cuáles son nuestros objetivos financieros, nuestro perfil de riesgo y el horizonte temporal como bases sobre las que trazar una estrategia de inversión que nos permita preservar el capital en los momentos complicados que, con toda seguridad, volverán, y también para no dejar escapar oportunidades de lograr rentabilidad cuando los mercados así lo permitan. 

2020 nos enseñó que la cautela es fundamental, pero calibrar nuestro perfil de riesgo también es primordial en un escenario en el que, a la volatilidad reinante, se suma en entorno de tipos bajos prolongado en el tiempo, que obliga a elevar el riesgo en las inversiones para obtener rentabilidades destacadas.

Existen diferentes productos y una máxima flexibilidad para elegir el ritmo de las aportaciones y elegir una estrategia de inversión que mejor se adapte en cada momento

El horizonte temporal es otro elemento de análisis importante, pero existe una preocupación que debe ser común a cualquier ahorrador que esté en su vida laboral, independientemente de otros factores: la necesidad de ahorrar para la jubilación. Partiendo de la clara premisa de que las pensiones públicas irán reduciendo su cuantía para ser sostenibles, cualquier persona debe plantearse cuál será mejor vía para ahorrar con el fin de complementar su pensión pública.

La buena noticia es que existen diferentes productos y una máxima flexibilidad para elegir el ritmo de las aportaciones y elegir una estrategia de inversión que mejor se adapte en cada momento, priorizando productos con mayor o menor exposición a renta fija, renta variable u otro tipo de activos, en función de ese horizonte temporal y aversión al riesgo.

No cabe duda que lo que no nos destruye nos hace más fuertes y que, en las finanzas, como en la vida, las enseñanzas que nos dejó 2020 seguro que nos ayudarán a afrontar un 2021 con optimismo, fuerzas y la garantía de que todo irá mejor.

Artículo de opinión incluido en la edición en papel de febrero de 2021 de Actualidad de las empresas aragonesas

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