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Rosa Monge (Beonchip): “La investigación tiene un impacto directo en la sociedad, ayuda a fijar empleo cualificado y a desarrollar el territorio”

Rosa Monge
Ingeniera industrial y cofundadora de Beonchip

Beonchip es la primera empresa española dedicada a la tecnología del Organ-on-Chip y en ella trabajan nueve personas con perfiles variados.  

¿Podría hablarnos brevemente de su trayectoria profesional?

Mi formación es de Ingeniera Industrial por la Universidad de Zaragoza. Cuando estaba terminando la carrera, descubrí el mundo de la investigación y me interesé en él, tanto es así, que decidí hacer el máster en Mecánica Aplicada y becada por el Ministerio de Economía y Competitividad, pude desarrollar mi tesis doctoral, también en la Universidad de Zaragoza. Durante este periodo y gracias a que mi grupo de investigación (TMELab) es altamente multidisciplinar, vi que la investigación se podía trasladar a la empresa y fue ese el momento de fundar Beonchip.

¿Cómo decide fundar Beonchip?

Al final de mi etapa como estudiante de doctorado. Durante el doctorado se habían generado diferentes patentes asociadas a la investigación que había llevado a cabo y, junto con mis directores de tesis, vimos que había una oportunidad de mercado que podía cubrirse con nuestra tecnología. En ese momento, y todavía con la tesis por terminar, empecé a formarme en cuestiones relacionadas con el emprendimiento y la empresa, ya que carecía de ese background y en febrero de 2016 nace Beonchip como la primera empresa española dedicada a la tecnología del Organ-on-Chip.

¿Cuántas personas trabajan en su empresa y con qué perfiles?

En la actualidad somos 9 personas trabajando en Beonchip a tiempo completo. Los perfiles son muy variados, de hecho, no hay 2 personas que tengan el mismo, pero predominan las ingenierías (diseño, mecánica, biomédica, química), física y biología. Somos multidisciplinares y de los 9 trabajadores, 5 tenemos un doctorado lo que indica el alto grado de cualificación y especialización que hay en el equipo.

La experimentación animal, además de cuestiones morales, también supone un elevado coste. ¿Por qué los dispositivos que desarrollan en Beonchip permitirán poner fin a la experimentación con animales?

La experimentación animal tiene un alto coste ético, moral y también económico. Hasta hace unos años se pasaba de los ensayos in-vitro en laboratorio a la experimentación animal y de ahí, al humano. Pero quedaban y quedan muchos huecos en este proceso de trabajo que pueden ser cubiertos con alternativas no solo por cuestiones éticas, sino también porque es fácil de entender que un modelo animal, aunque más aproximado al humano, no es capaz de representar la fisiología ni la diversidad que tiene un humano. Para solventar estos problemas, se lleva años trabajando en modelos que puedan representar de una manera más fidedigna los procesos biológicos y uno de ellos es la tecnología en la que se centra Beonchip: el Organ-on-Chip. Con esta tecnología somos capaces de reproducir procesos complejos que suceden en nuestro organismo, pero con la seguridad de trabajar en un laboratorio siendo más eficaces a la hora de testar nuevo fármacos o compuestos. Además, se pueden utilizar células obtenidas directamente de paciente lo que a futuro puede suponer un paso de gigante en la medicina personalizada. De momento, poner fin a la experimentación animal es una quimera, pero retrasarla es un hecho en el que se trabaja también a nivel institucional.

Beonchip ha trabajado junto al IIS y al I3A en el proyecto Moore4Medical, ¿podría contarnos en qué consistió?

Se trata de un proyecto europeo liderado por Phillips y en que estábamos involucrados 66 socios de 12 países diferentes y que acaba de terminar este pasado septiembre. El proyecto en general buscaba trabajar en tecnologías emergentes que ofrecieran nuevas posibilidades tanto a los pacientes como a las empresas involucradas. En nuestro caso, participábamos como una de las empresas desarrolladoras de modelos en chip, en nuestro caso y trabajando conjuntamente con el I3A, en un modelo de piel. Se ha solicitado un nuevo proyecto en esta dirección por lo que esperamos seguir trabajando en esta línea en los próximos años.

¿Con qué otras empresas e instituciones trabajan?

Nuestros principales clientes y colaboradores son instituciones tanto públicas como privadas dedicadas a la investigación biomédica, también empresas biotecnológicas y pequeñas farmacéuticas. Tenemos presencia en toda Europa, EEUU, Canadá, Japón y China.

¿Qué proyectos tienen en marcha actualmente?

En la actualidad participamos en 3 proyectos financiados tanto por la Comisión Europea como por CDTI y la Agencia Estatal de Investigación con socios franceses, alemanes, chinos y españoles. La temática es variada, pero van orientados, en general, a nuevos modelos más avanzados de intestino sano o de cáncer de colon, entre otros.

¿Cree que se conoce lo suficiente la investigación que se desarrolla en Aragón? ¿Se divulga lo suficiente?

Creo que pecamos de mirar con envidia lo que se hace fuera sin haber valorado primero lo que se hace en nuestra comunidad. En Aragón tenemos muy buenos investigadores y no solo en el sector biotecnológico que es que yo tengo cerca, sino también en temas que ahora son tan punteros como la IA o en desarrollo de nuevos materiales. También creo que se desconoce, en general, que en las empresas se hace investigación y que esta tiene impacto directo en la sociedad, y no solo por los desarrollos, sino porque ayuda a fijar empleo cualificado y a desarrollar el territorio.

Y, ¿se valora la ciencia? ¿A nivel social, político, institucional, presupuestario…?

A la ciencia se la valora cuando “necesitamos” de ella, el resto del tiempo, no se la tiene tanto en cuenta. De hecho, es raro que se hable de ella en los debates políticos cuando es una pata fundamental para el desarrollo de la sociedad. Hay numerosos estudios que demuestran que la inversión en I+D genera un impacto positivo y significativo en el crecimiento de economías desarrolladas, pero los resultados suelen ser a medio plazo, en el mejor de los casos, y en la actualidad buscamos la inmediatez, lo que no casa muy bien con la inversión en I+D.

Usted ha sido reconocida por la revista MIT Technology Review como “uno de los 10 mejores talentos de menos de 35 años de España”; ha recibido el Premio Tercer Milenio Joven Talento Investigador o el VIII Premio Mujeres a Seguir, entre otros. ¿Qué han supuesto para usted a nivel personal y a nivel profesional estos reconocimientos?

Es algo que no esperas recibir porque, al menos yo, no trabajo para ello. Dicho esto, que la sociedad o que instituciones tan importantes como el MIT reconozcan tu trabajo, digan que eso que estás haciendo tiene un impacto positivo en la sociedad ayuda a seguir adelante y, a quitarse inseguridades. La visibilización, que se hable de Beonchip, para mí es algo positivo ya que ayuda a dar a conocer lo que hacemos en la empresa.

Usted es ya una referente para niñas y jóvenes que quieran dedicarse a la ciencia. ¿Cómo de importante cree que es que tengamos referentes desde la infancia?

Creo que es fundamental. Lo que no se ve, no existe. Esto aplica tanto a mujeres en ciencia, como a emprendimiento, como a carreras científicas más allá del mundo académico que es donde yo trato de trabajar y divulgar para que se generen referentes cercanos, tangibles, accesibles para que quien se plantee en un futuro alguna de estas posibilidades, sepa que se puede hacer. Visibilizar es fundamental.

¿Hay algo que quiera añadir?

Agradecer que me hayáis dado este espacio para visibilizar Beonchip y al trabajo que el equipo realiza día a día para hacer de esta pequeña empresa un referente.

 

 

Redacción AEA (LLM)

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