Hablemos de economía Opinión

2023, un año de reto justo

Antonio Morlanes Remiro

PRESIDENTE DE ARAGONEX

aragonex@aragonex.com · www.aragonex.com

Iniciamos un nuevo año con presupuestos aprobados en diciembre, por fortuna para todos los ciudadanos de este país. Se podrá decir que gustan más o menos, incluso que no gustan nada, pero la diferencia entre tener o no tener presupuestos es un mundo, pues pagar impuestos para que estemos durante un año como si nos hubiesen provocado un coma produce una terrible sensación de vacío y de pérdida de un tiempo, que ya nadie nos devolverá.

Pues bien, ya tenemos el presupuesto del año 2023 activo, y si debemos analizar algunos datos vemos que los ingresos totales que recibe el Estado suponen el 39% del producto interior bruto, PIB, mientras que la media de la Unión Europea destina un 42% de su PIB, 3 puntos porcentuales suponen mucho dinero, unos 40.000 millones de euros. Con relación a esto, la previsión para los años 2023 y 2024 supera a todos los países de la Eurozona, solo Irlanda tiene el PIB superior a España.

Pero volvamos a los presupuestos. Aunque en ocasiones las cifras no sean de lo más animado que se puede echar uno a la cara, es conveniente conocer algunas: el gasto social (excluidos los Fondos Europeos) ha tenido un incremento del 35,4% desde el periodo 2018 a 2023, y supone el 58,5% del total del gasto presupuestario; los empleados públicos, en el trienio 2022/2024, van a tener un incremento salarial del 9,5 %; las Comunidades Autónomas recibirán un presupuesto un 24% más que en el año anterior. 

Pero lo más importante, para la mejor continuidad de España, es que aun estando en momentos de crisis internacional, debido a la guerra de Ucrania, continuemos con incremento en nuestro PIB, que según quien los calcule podría ser entre un 1% y un 1,5%. Puede que seamos el único país de la Eurozona que no caiga en recesión, quizás con la excepción de Irlanda y Portugal. Sin embargo, esta situación se contempla de forma muy particular en las encuestas: el 73,2% de los encuestados perciben la economía de España como mala o muy mala; mientras que la economía propia la perciben un 62,9%, como buena o muy buena. ¡Qué curioso! Es como la extraña acción de sorber y soplar al tiempo, quizá nos movamos en exceso con las opiniones que los medios de comunicación y las redes sociales nos transmiten, sin duda, con terceros intereses.

Estoy convencido de que la riqueza, en sí misma, no es mala ni buena, va a depender del destino que se le dé y la forma en la que se obtenga, por tanto, no debemos realizar axiomas sobre la cualificación que tiene

La cesión de tributos a las Comunidades Autónomas tiene como fin dotarlas de capacidad para autofinanciarse y, por tanto, depender en menos medida de la Administración Central, pero si la gestión de impuestos transferidos se utiliza para hacer política populista, no estaremos cumpliendo con su verdadero fin. Un buen ejemplo de lo manifestado anteriormente es el impuesto sobre el patrimonio. 

Las Comunidades Autónomas deberían recaudar con este impuesto 1.200 millones de euros y afectaría al 0,5% de la población, que son aquellos que disponen de un patrimonio neto superior a 700.000 euros, excluidos 300.000 euros de la vivienda habitual. Se dice que este modelo ya no existe en Europa, con excepción de Noruega y Suiza, y es cierto, pero callamos que en la mayoría de países lo que tienen es un impuesto sobre la riqueza.

Es necesario que entendamos cuáles son las reivindicaciones que deseamos hacer al Estado en sus diferentes estadios: Administración Central, Comunidades Autónomas y Locales, pues todas ellas deberán ser respaldadas por ingresos, o sea, por los impuestos que en sus diversas formas pagamos todos y que ,como elemento prioritario, deberán ser capaces de no dejar a nadie en el camino. Y para conseguir que nadie se quede en la cuneta es obligado que se analice bien cómo se hace la distribución recaudatoria, una buena manera es mantener la máxima: quienes más tienen, deben aportar más. 

Un ejemplo es que en estos momentos, en los que la crisis que la inflación a causa de la guerra ha generado, hay quienes han incrementado sus ingresos de manera extraordinaria y, en base a ello, se han creado nuevos impuestos (temporales, por cierto): a la banca se le aplicará el 4,8% del margen de interés y comisiones que obtenga en los años 2023 y 2024 y a las energéticas se les aplicará el 1,2% sobre el importe neto de la cifra de negocios. Importante: estos incrementos de costes no se podrán repercutir en los clientes.

Está claro que se produce mayor y mejor riqueza cuando esta se distribuye bien, porque la pobreza solo desencadena miseria

Poder recaudar más debe tener siempre un destino, cubrir unos gastos que permitan que los incrementos de precios tengan la menor repercusión posible en los ciudadanos, en especial en los más necesitados. Tal y como se aprobó en el último Consejo de Ministros, las medidas tomadas para tal fin: eliminación del IVA para los alimentos de primera necesidad. 

Esta acción favorece el consumo de quienes tienen ingresos bajos e incide en el control inflacionario; ayuda de 200 euros para 4,2 millones de familias con rentas anormales de hasta 27.000 euros; prórroga, para los seis próximos meses, de las condiciones de los contratos de alquiler; ayudas a los agricultores por 300 millones de euros; gratuidad de los abonos de Renfe en Cercanías, Rodalies y Media Distancia; rebaja del 30% del abono de transporte público urbano e interurbano; prórroga de seis meses de la suspensión de los desahucios y lanzamientos para hogares vulnerables; incremento del 15% del ingreso mínimo vital y de las pensiones no contributivas.  

Estas son algunas de las medidas más destacables. Con este recorrido deseo que se dé sentido al incremento de impuestos a aquellos que pueden soportarlo porque sus ingresos son suficientes para ello, es decir, a los de mayor riqueza.

Estoy convencido de que la riqueza, en sí misma, no es mala ni buena, va a depender del destino que se le dé y la forma en la que se obtenga, por tanto, no debemos realizar axiomas sobre la cualificación que tiene.

Los 20 mayores fondos soberanos del mundo gestionan 9.661 miles de millones de dólares, obteniendo rendimientos netos, en los últimos diez años, entre el 4% y el 10%, o sea, nunca han perdido dinero. Esto sí que es capacidad de gestión, pero que no se nos olvide que estos fondos tienen como único objetivo obtener rentabilidad, en general por la reducción de gastos y costes, y luego vender su inversión con un valor ficticio. Esto es el mundo de la especulación.

Tampoco debemos dejar al margen que los 20 patrimonios más ricos del mundo suman 1.800 miles de millones de dólares. Para que podamos hacernos una idea de lo que esto significa, es el mismo producto interior bruto de países como Australia, Rusia, Corea del Sur o Brasil. España tiene un PIB de 1.400 miles de millones de dólares. Pero lo más significativo es que estos 20 patrimonios personales equivalen a la suma del PIB de los últimos 120 países del mundo. Que cada uno saque las consecuencias de lo que esto significa, en cuanto a la distribución de la riqueza.

 Vivimos en un mundo que todavía no ha entendido el problema del cambio climático. El fenómeno de la migración continuará mientras los países de origen sean inaguantables para sus ciudadanos.

Hagamos una ligera proyección de cómo entiendo lo que va a suceder con la economía en España para este año 2023. La inflación ha empezado a remitir y da claras señales de volver a una posición de normalidad, creo que al final del primer semestre se situará sobre el 4,5%. Tenemos una prima de riesgo aceptable, 106, por lo que el coste de la deuda estará controlado, a pesar de la subida de los tipos, que también creo que puedan empezar a bajar al final de este año que hemos estrenado. 

El precio del petróleo comienza a remitir, estando en 82 dólares el barril de brent y, por último, el dólar con respecto al euro tiene un valor de 106. Y aunque todo puede cambiar, por circunstancias no previstas, España va a ser de los pocos países que no va a entrar en recesión.

Pero no todo es bueno. Vivimos en un mundo que todavía no ha entendido el problema del cambio climático. El fenómeno de la migración continuará mientras los países de origen sean inaguantables para sus ciudadanos.

Está claro que se produce mayor y mejor riqueza cuando esta se distribuye bien, porque la pobreza solo desencadena miseria. Lo ideal para el equilibrio racional sería que la gran mayoría de las personas (más bien, la totalidad) tuviera capacidad económica suficiente de subsistencia para acceder al comercio. Yo creo que esta es la manera de entender el funcionamiento de la riqueza, pues, sin duda, produce bienestar para todos, en caso contrario, los ricos cada vez lo serán más, pero sin ningún horizonte ni destino, algo así como le ocurría al tío Gilito: se podrán bañar en el dinero que acumulan, ya que para otra cosa no les valdrá.

Espero que el ser humano sea capaz de usar la conciencia para el bien general.

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