Covid y empresas Opinión

Adaptarse o morir (segunda parte)

Profesor Titular de la Facultad de Veterinaria, Universidad de Zaragoza

http://winepi.net/covid19.htm

En abril de 2021 tuve la ocasión de explicar una estrategia seguida por los microorganismos para no desaparecer. Quizás recuerden que les hablé de la hipótesis de la Reina Roja de Lewis Carroll: “Para quedarte donde estás tienes que correr lo más rápido que puedas. Si quieres ir a otro sitio, deberás correr, por lo menos, dos veces más rápido”. En el mundo empresarial se sigue este mismo principio de innovación y desarrollo para poder mantenerse en el mercado.

En el caso de SARS-CoV-2 estamos asistiendo a cascada masiva de mutaciones que dan lugar a nuevas variantes que se extienden a nivel mundial. Especialmente se estudian los cambios que afectan a la espícula S que es la proteína responsable de unirse a los receptores ACE-2 de las células humanas (y animales) y que le permiten introducir su secuencia genética dentro de dichas células para iniciar el proceso de replicación. 

Afortunadamente esta espícula tiene capacidad para inducir una respuesta inmune consistente en la generación de anticuerpos que son capaces de neutralizar una parte muy específica de la proteína de forma que impide que se pueda unir al receptor ACE-2 y por tanto invadir las células humanas y producir la infección.

Algunos hablan que la estrategia del virus es mutar para lograr modificar esos lugares de fijación de los anticuerpos neutralizantes y que dejen de ser efectivos. Realmente el virus no piensa (de hecho ni siquiera son seres vivos) y lo que estamos viendo es el resultado de una serie de mutaciones aleatorias que generan variantes del virus que tienen una probabilidad diferente de propagarse en un medio hostil (personas inmunizadas), de manera que las variaciones del gen S (el que codifica la espícula) pueden permitirle evadir la respuesta inmune y pueden seguir propagándose incluso entre personas previamente inmunizadas (por vacunación o por infección natural) lo que explicaría una parte significativa de las reinfecciones que se están registrando.

Es difícil comparar la patogenicidad y la virulencia de las variantes actuales con las que se presentaron al principio de la pandemia

En principio estas mutaciones de la espícula no conllevan un cambio en la virulencia del patógeno, pero existen otras proteínas que forman parte del virus (como la nucleocápside codificada en el gen N y otras) que intervienen en su replicación intracelular que también están experimentando numerosas mutaciones, y en esos casos cabría la posibilidad de que se desarrollara una variante que tuviera un comportamiento clínico diferente.

Ya hemos visto cómo las distintas variantes están presentando cuadros clínicos diferentes y por poner un ejemplo las variantes Ómicron parece que producen una menor afectación del gusto y del olfato, que fueron un síntoma muy frecuente en los primeros meses de la pandemia. Por lo tanto, no hay que perder de vista esas mutaciones que se producen en el resto del ARN del SARS-CoV-2 ya que algunas podrían cambiar radicalmente las “reglas del juego”.

Se ha comentado con frecuencia que las mutaciones siempre dan lugar a patógenos que producen formas más benignas de la enfermedad, y existen múltiples ejemplos en la literatura médica que demuestran que esto no es siempre así. Aunque es cierto que una evolución del patógeno que lleve a un cuadro más agudo y virulento no tiene muchas probabilidades de prosperar (por ser excesivamente “escandalosa”); sin embargo, una variante que cause un cuadro más crónico e inespecífico podría pasar inadvertida y propagarse de forma “silenciosa”.

Por último, hay que indicar que es difícil comparar la patogenicidad y la virulencia de las variantes actuales con las que se presentaron al principio de la pandemia, ya que no solo ha ido evolucionando el virus, sino que los miembros de la población han ido adquiriendo distintos grados de inmunidad que influyen en las manifestaciones clínicas de la infección. Siempre nos quedará la incógnita de qué efectos tendría una variante Omicron en una población humana “virgen”, es decir, sin vacunar y sin contacto previo con ninguna otra variante previa del virus.

 

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