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La DPZ expone en la sala 4º Espacio la particular mirada a los clásicos del pintor Enrique González

La muestra puede verse hasta finales de agosto y reúne 29 obras de diferentes estilos con las que el visitante disfrutará de imágenes generalmente conocidas con una sensación de misterio

La Diputación de Zaragoza expone en la sala 4º Espacio ‘Una mirada a los clásicos’, una muestra que ofrece al visitante la particular visión que Enrique González tiene de grandes cuadros de la historia. La exposición reúne 29 obras con las que el artista reivindica la pintura como lenguaje actual del arte. Se ha presentado esta mañana y permanecerá abierta al público hasta finales de agosto.

“Lo que nos propone el artista a través de esta exposición es que nos replanteemos si realmente vale la pena tener que estar descubriendo siempre algo y si es necesario hacer algo que no haya hecho nadie antes para descubrir talento. Lo que nos propone es que a través de obras reconocibles seamos capaces de recuperar el amor por la pintura utilizando otras gafas diferentes, una mirada distinta”, ha destacado la diputada delegada de Cultura de la Diputación de Zaragoza, Ros Cihuelo.

Con estas 29 obras González defiende la pintura “frente a cansadas rupturas como táctica comercial del simple espectáculo”. “Si lanzamos una visión sobre el arte actual, podría parecer que esté todo hecho y que no queden caminos ni recorridos nuevos, pero una obra de arte no tiene que ser necesariamente algo nunca hecho con anterioridad, ni necesariamente algo eminentemente nuevo”, señala el artista, para quien el arte “no debe tratar de inventar forzosamente nada, importa el contenido, su personal lenguaje, su belleza”.

La posición de Enrique González es defender la pintura y retomar lo mejor de ella, recuperar su dimensión poética y metafórica, su capacidad de ilusionarnos y enamorarnos, de vibrar de nuevo con la buena pintura. El artista defiende por tanto el cuadro como objeto, como un elemento que se aleja de la realidad actual de un mundo hiperconectado.

Su obra es el resultado de una mezcla de influencias, recuerdos, pasión por la luz y la sombra, por la perfección, la excelencia, la pintura, y el arte en todas sus vertientes, dejando siempre que su intuición dirija el rumbo del camino. Las imágenes que aparecen en sus cuadros son generalmente familiares y conocidas por el gran público, pero de repente, al observarlas, ofrecen una sensación de calma y a la vez de misterio, donde lo cotidiano convive con lo extraño, y lo real y lo ficticio crean un discurso entre sí. 

Con ellas pretende cuestionar la humanidad a través de un juego de negaciones. Su obra está inspirada en la música, en la poesía, sin dejar atrás referentes como el cine o las artes escénicas. Considera ineludible y necesario mantener un halo de misterio en ellas, ya que para él es importante que la obra contenga siempre algún resquicio oculto al que no se pueda nunca entrar. 

Por este motivo en ocasiones hay partes del cuadro que permanecen ocultas tras una armadura de madera dorada, en la que se encuentra una ranura de mayor o menor tamaño.

Después de casi cuatro décadas dedicado al oficio del arte, Enrique González Flores posee un lenguaje propio y personal para expresarse. Cada uno de sus cuadros está ejecutado con la idea de encontrar respuesta a una pregunta que le acompaña durante toda su vida: ¿por qué hago lo que hago?. Intenta resolver esta cuestión meditando sobre el origen y el porqué de la belleza, la luz y lo oculto.

Su amor por el arte clásico es profundo, especialmente hacia los artistas españoles e italianos del Renacimiento. Es importante para él desvelar cómo están realizadas las obras clásicas, que utiliza para crear sus composiciones. De esta forma intenta reaprender las distintas formas de hacer en el arte y así saber cómo prescindir de elementos superficiales. 

Con esta forma de construir su obra intenta ofrecer al espectador una imagen compacta, con fuerza y con un atractivo especial, una mezcla de símbolos o metáforas que por asociación de ideas, le lleven a formar sus propias conclusiones.

Formación e influencias

Enrique González Flores se inició en el mundo del arte de forma prácticamente autodidacta. Desde su infancia tuvo una enorme atracción por el dibujo y la pintura. Después de terminar sus estudios primarios, intentó acceder a diversas escuelas oficiales de arte, pero por diversas circunstancias no le fue posible el acceso y emprendió el camino en solitario. En los años 80 ingresó en una escuela privada de pintura, donde se inició además en el mundo del grabado.

Ha sido alumno en la galería-taller Brita Prinz Arte, sala pionera en España ubicada en Madrid, donde permaneció cinco años recibiendo clases de grabado y litografía. A través de las exposiciones del centro conoció a grandes artistas consagrados tanto en el territorio nacional como en el internacional. Ha impartido clases de grabado y litografía en la Casa de Cultura de San Lorenzo del Escorial durante casi dos décadas.

Sus años viviendo aislado en El Escorial fueron decisivos para su desarrollo como artista y en 2006 inició el proyecto de editar una revista llamada ‘Grabado y Edición’, dedicada a la difusión del grabado y las ediciones de arte dentro y fuera de España.

Horario

La exposición ‘Una mirada a los clásicos’ puede verse hasta finales de agosto en la sala 4º  Espacio de la Diputación de Zaragoza (Coso, 50). Permanecerá abierta al público de martes a sábado en el horario de 11.00 a 14.00 por las mañanas y de 18.00 a 21.00 por las tardes. Los domingos y festivos podrá visitarse únicamente por la mañana, de 11.00 a 14.00, mientras que los lunes permanecerá cerrada.

Fuente: DPZ

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