Los resultados de la investigación ahora reconocida se presentaron a principios de este año y tuvieron una gran repercusión. Según explicó aquel día Crespo, la dificultad de reciclar las mascarillas consistía en la desinfección y en su composición por más de un tipo de plástico: polipropileno, politileno y polietileneterfatalato.
El proceso Wasamask evita la separación y clasificación con un resultado exitoso. “En ITAINNOVA, hemos querido estudiar la opción de obtener una mezcla de materiales reciclados, obtenidos a partir de las mascarillas. Se han usado las mascarillas utilizadas por los trabajadores, se han desinfectado mediante rociado con alcohol y con calor. Posteriormente, y tras la eliminación de las gomas y el metal de ajuste, se ha procedido al triturado conjunto sin separar ninguno de los distintos tipos de plástico. Una vez disponemos del material, en formato tipo escamas, se ha procesado de la misma manera que se procesan otros plásticos, mediante extrusión y posterior inyección en molde. El resultado final han sido unas piezas con geometría definida”, comentó Crespo.
El material obtenido se caracterizó para conocer las propiedades de la mezcla y se comprobó que era comparable al que se pueda obtener con otros plásticos de polipropileno y polietileno.