Pilar Garcés (Pilar Garcés Complementos): «ARAME no es solo una asociación, es una red de apoyo entre mujeres que compartimos valores, inquietudes y retos»
Pilar Garcés
Premio ARAME a la Creatividad e Innovación y fundadora de Pilar Garcés Complementos
Treinta años de pasión, constancia y creatividad resumen la trayectoria de Pilar Garcés Complementos, un proyecto que ha sabido convertir cada detalle en seña de identidad. Reconocida con el Premio ARAME a la Creatividad e Innovación, Pilar vive su trabajo como un motor de ilusión constante, donde cercanía, autenticidad y estilo personal se entrelazan para ofrecer a cada cliente una experiencia única, cercana y con alma.
¿Qué significó para usted recibir el Premio ARAME a la Creatividad e Innovación y cómo lo vive un año después?
Recibir el Premio ARAME fue un reconocimiento muy emocionante, ya que detrás hay 30 años de esfuerzo, pasión, dedicación y mucha creatividad, para seguir reinventándome día a día… Lo viví como un impulso enorme, una motivación para seguir innovando. Un año después sigo sintiendo ese orgullo, pero sobre todo gratitud: hacia mis clientes, que confían en mí, y hacia ARAME, por dar visibilidad a proyectos como el mío.
¿Cómo es su relación con ARAME?
Es una relación muy cercana, personal y muy enriquecedora. ARAME no es solo una asociación, es una red de apoyo entre mujeres que compartimos valores, inquietudes y retos. Formar parte de esta asociación me hace sentir acompañada, inspirada y con la oportunidad de aprender constantemente de otras empresarias admirables.
Viene de una familia con fuerte tradición comercial. ¿Qué aprendió de ellos y qué parte de esa herencia se refleja en su negocio?
De mi familia aprendí el valor del trabajo bien hecho, la importancia de la cercanía con el cliente y el respeto por cada persona que entra en la tienda y por supuesto a ofrecer un producto de calidad. Esa herencia está en mi ADN y en el de mi negocio: trato personalizado, escucha, y ese cuidado por los detalles que hace que cada visita sea una experiencia única.
En 1995 decide emprender en solitario. ¿Cuál fue el mayor reto en esos primeros años y cómo lo superó?
El mayor reto fue ganarme la confianza en una plaza desconocida y frente a un mercado muy competitivo. Lo superé con constancia, mucha ilusión y apostando siempre por la diferenciación: ofrecer algo distinto, con personalidad propia. Además, desde el primer día invertí tiempo, dedicación y mucho mimo en dar a mis clientes un trato personalizado, adaptado a sus gustos y estilos. Poco a poco, esa autenticidad me abrió camino y me permitió fidelizar al público.
Esa “sonrisa roja” que le acompaña siempre se ha convertido en seña de identidad. ¿Cómo se traduce su estilo personal en el espíritu de su tienda?
La sonrisa roja es símbolo de alegría y de fuerza, y eso es lo que quiero transmitir en mi tienda: un espacio vibrante, acogedor y lleno de energía positiva. Mi estilo personal se refleja en cada rincón, desde la selección de los complementos y los perfumes, hasta la manera en la que se atiende a cada cliente.
Cada complemento está pensado con mimo. ¿Cómo es su proceso creativo y qué papel juega la innovación en sus colecciones?
Mi proceso de selección nace de observar mucho: tendencias, colores, materiales, pero también lo que buscan y necesitan mis clientes. Después llega el siguiente paso, que es darle ese toque de innovación. No se trata solo de seguir modas, sino de reinterpretarlas y darles un toque personal que sorprenda.
Después de tres décadas, ¿cómo ha cambiado el perfil de sus clientes y qué buscan hoy en sus creaciones?
Antes el cliente buscaba principalmente moda y funcionalidad, ahora busca también experiencias y autenticidad. Hoy los míos valoran mucho la exclusividad, el trato cercano y la historia detrás de cada pieza. Quieren sentirse únicos, y eso me motiva a ofrecer siempre algo tan especial como ellos.
El suyo es un mercado dominado por grandes cadenas y plataformas online, ¿qué valor añadido puede ofrecer una tienda como la suya?
Yo diría que el gran valor añadido es la cercanía y un género selectivo. En mi tienda no sólo compras un complemento o un perfume, vives un momento: el consejo personal, el trato humano y el detalle de sentirte escuchada. Además, cada pieza tiene alma, está pensada con cariño y cuidada al máximo, algo que difícilmente ofrecen las grandes cadenas.
Dice que su trabajo es su pasión y su orgullo. ¿Cómo consigue mantener viva la ilusión tras tantos años de dedicación?
La ilusión se mantiene porque cada día es diferente. Cada cliente que entra trae una historia nueva, un reto distinto, y eso me llena de energía. Además, ver cómo mis artículos acompañan momentos especiales de sus vidas es la mayor recompensa. Esa conexión es la que me inspira a seguir con la misma pasión del primer día.
¿Cree que Aragón ofrece un ecosistema favorable para los proyectos creativos y artesanales?
Aragón tiene un gran potencial. Hay talento, creatividad y cada vez más interés en lo local y lo auténtico. Es cierto que siempre hay retos, pero asociaciones como ARAME y el apoyo de las instituciones ayudan a visibilizar y fortalecer nuestros proyectos. Creo que estamos en un buen camino, aunque siempre se puede mejorar.
¿Cómo cree que será Pilar Garcés Complementos en el futuro?
Me gustaría que siguiera siendo un referente en exclusividad y trato cercano, pero también evolucionando, adaptándome a las nuevas generaciones y formas de consumo. Mi sueño es que siga siendo un espacio donde las personas entren con ilusión y salgan con una sonrisa… y que esa esencia nunca se pierda.
