Opinión RSC

Economía del bien común

RSC

Juan José Cubero Marín

Exprofesor titular de la Universidad de Zaragoza

jjcooperm@hotmail.com

En esta sección dedicada a la Responsabilidad Social Empresarial, he presentado en más de una ocasión, la abundante oferta de iniciativas destinadas al mundo empresarial, para ser aplicados sus principios, en relación con los derechos humanos y su desarrollo ético y algunas veces moral.

Además de la muy mencionada RSE, ahora ESG, donde la gobernanza sustituye al concepto de responsabilidad, los Diez Principios del Pacto Mundial, la Debida Diligencia, la Transparencia, la Economía Circular, el Compliance y la Agenda 2.030, con sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, junto con un largo etc.

Todo lo anterior, sin que deje de ser bueno, provoca a las empresas, principalmente a las PYMES, una cierta “angustia” ante la pregunta, ¿qué debemos aplicar en nuestra empresa? También se pueden preguntar si, ¿no habría algo que se entendiera mejor y que fuera más sencillo de aplicar, según una lógica más próxima a todos nosotros?

Es aquí donde retomamos el concepto expresado en el título de este artículo, que no es otra cosa que el Bien Común, que engloba todos los aspectos contemplados en el segundo párrafo. En todos ellos se muestra un cierto interés en humanizar las actividades de las organizaciones, en relación con lo que se reconoce con sus grupos de interés.

En la Síntesis del Secretario General de las Naciones Unidas en 2.015, decía entre otras cosas “Debemos apoyar la integración de ciertos elementos esenciales: la dignidad, las personas, la prosperidad, el planeta, la justicia y las alianzas”. Se estaba refiriendo al Bien Común, que no es otra cosa que aquello que se benefician todos los ciudadanos, que son los verdaderos grupos de interés de las empresas: El propio personal, los clientes, los proveedores y todos aquellos situados en el entorno social más próximo y más lejano.

¿Qué se puede considerar como un Bien Común? Algunos ejemplos: La economía, el clima, el ambiente humano, los recursos naturales, las nuevas tecnologías, el trabajo, la paz, la justicia, los beneficios y los salarios, el modelo de desarrollo, las relaciones humanas, la misma pluralidad de las formas de gestión empresarial, que es lo que desarrolla un mercado más humano y al mismo tiempo más competitivo, algo que deben entender los directivos, si se quiere que las empresas sean sostenibles. Las administraciones públicas, no deben alejarse de esta Economía del Bien Común,  son organizaciones que deberían dar ejemplo de este antiguo concepto, al ser sustentadas con los recursos de todos los ciudadanos.

La propuesta que hago en este artículo es muy probable que no tenga ninguna repercusión, a pesar que sea la solución a muchos problemas que padecemos en este mundo en que vivimos; donde el binomio, la mentira y la estupidez, reinan por todos los rincones de la tierra, aunque la Educación, a todos los niveles, debería de encargarse de promover la Economía del Bien Común.

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