María Jesús Lorente Ocáriz
Presidenta de CEPYME
En un contexto económico y social en constante transformación, la igualdad en el ámbito laboral ha dejado de ser un elemento accesorio para convertirse en un pilar esencial del desarrollo empresarial. Así ha quedado patente en la VI Jornada “Igualdad en la Empresa en Aragón”, un encuentro que se consolida como referencia regional y que reúne, año tras año, a administraciones públicas, sindicatos y organizaciones empresariales con un propósito compartido: construir un entorno laboral más justo, más competitivo y más sostenible.
Este foro no solo permite analizar el avance normativo y organizativo en materia de igualdad, sino que visibiliza un elemento fundamental que a veces pasa desapercibido: el compromiso real del tejido empresarial aragonés. CEPYME Aragón, como representante natural de miles de pequeñas y medianas empresas, ha vuelto a subrayar un mensaje contundente: la igualdad no es una imposición legal, sino una convicción empresarial y una estrategia de futuro.
Las pymes y empresas aragonesas han comprendido que la igualdad no es únicamente un derecho, sino una oportunidad. En un mercado laboral marcado por la transformación digital, la escasez de talento y la competencia global, promover entornos inclusivos se ha convertido en un factor diferencial. Las organizaciones que priorizan la igualdad retienen mejor a sus profesionales, mejoran su reputación, potencian la motivación interna y, en consecuencia, incrementan su productividad.
Dicho de otro modo, la igualdad no resta: multiplica.
CEPYME Aragón ha lanzado un mensaje claro: las empresas deben anticiparse y planificar la renovación de sus planes con el mismo rigor con el que gestionan otros aspectos estratégicos como la sostenibilidad, la digitalización o la gestión del talento
El estudio presentado durante la jornada avala esta afirmación con datos que hablan por sí solos: más de 400 planes de igualdad registrados en Aragón reflejan un esfuerzo colectivo y sostenido en el tiempo. Los sectores industrial y de servicios encabezan esta implantación, demostrando una clara madurez normativa y un compromiso empresarial que va más allá de cumplir con la legislación. Son sectores que han entendido que la igualdad no es una casilla que marcar, sino un entorno que cultivar para que cada profesional pueda desarrollarse con las mismas oportunidades, sin barreras ni sesgos.
Pero la igualdad no es solo cosa de grandes empresas. Muy al contrario, el movimiento más inspirador procede de pequeñas y medianas empresas que, aun sin obligación legal, han decidido elaborar y registrar sus propios planes de igualdad. Lo hacen por convicción, porque saben que un liderazgo moderno debe ser inclusivo, humano y consciente. Y también porque han descubierto que, incluso en estructuras reducidas, la igualdad mejora la organización, ordena los procesos y aumenta el bienestar del equipo. Estas pymes representan un cambio de paradigma y son un espejo en el que mirarse: demuestran que el compromiso con las personas no depende del tamaño, sino de la voluntad de mejorar.
No obstante, sería ingenuo afirmar que el trabajo está completo. Existen sectores, como el agroganadero o la construcción, donde la implantación de planes de igualdad aún es limitada. Los motivos son diversos: estructuras empresariales muy pequeñas, escasez de recursos técnicos, menor sensibilización o la percepción de que estas herramientas están diseñadas solo para grandes compañías. En este punto, la responsabilidad de las organizaciones empresariales es clara: acompañar, no imponer. La igualdad debe promoverse desde la colaboración, la formación, el asesoramiento y la adaptación a cada realidad sectorial. Cada ámbito productivo tiene sus particularidades, sus barreras y, también, sus oportunidades.
Y es precisamente para acompañar este proceso donde cobra especial importancia la nueva campaña informativa “La igualdad no caduca, pero tu plan sí”. Un lema directo y necesario que busca recordar a las empresas algo fundamental: los planes de igualdad tienen una vigencia máxima de cuatro años y renovarlos a tiempo no es un trámite burocrático, sino una oportunidad estratégica.
Por ello, CEPYME Aragón ha lanzado un mensaje claro: las empresas deben anticiparse y planificar la renovación de sus planes con el mismo rigor con el que gestionan otros aspectos estratégicos como la sostenibilidad, la digitalización o la gestión del talento. La igualdad no puede depender de la proximidad de los plazos administrativos; debe formar parte de la cultura empresarial. Una empresa que apuesta por la igualdad es una empresa más preparada, más atractiva para el talento, más eficiente y más competitiva en un mercado global.
Los retos aún pendientes son evidentes. Aragón debe seguir trabajando para atraer talento femenino a sectores tradicionalmente masculinizados, para potenciar una presencia equilibrada en los espacios de decisión y para garantizar que hombres y mujeres cuenten con medidas reales de conciliación que les permitan desarrollarse tanto personal como profesionalmente. No se trata únicamente de llegar a la igualdad formal, sino de alcanzar una igualdad efectiva y vivida en el día a día de las empresas.
