HABLEMOS DE ECONOMÍA
Antonio Morlanes Remiro
PRESIDENTE DE ARAGONEX
aragonex@aragonex.com · www.aragonex.com
Tenemos por costumbre ver la economía como una fotografía del todo, y esto nos sirve de orientación para saber hacia dónde estamos yendo. De ello obtenemos el mensaje de si la brújula nos indica el camino adecuado o, por lo contrario, es necesario rectificar las medidas de orden general.
Pero es necesario profundizar para acercarnos lo más posible a las necesidades del ciudadano, pues no existe un perfil único que permita incardinar de la misma manera a cada uno de los individuos que conforman el conjunto. Si lo estudiamos adecuadamente, veremos que existen escalones que salvar hasta llegar al final: la persona.
Si tomamos como ejemplo la vivienda, vemos —como muestran los resultados de las encuestas— que se considera el principal problema de la ciudadanía. Creo que esto supone un error importante. Sin duda, para quienes viven en las grandes ciudades o en ciertas zonas turísticas la vivienda es el principal problema, pues condiciona la economía doméstica y afecta de forma determinante a la vida personal. Sin embargo, no ocurre lo mismo para los habitantes de un número importante de poblaciones, en especial aquellas que denominamos “la España vaciada”. En este caso, el peso entre la oferta y la demanda se invierte en lo referente a la vivienda. He comprobado que, en pueblos del interior con poblaciones superiores a los diez mil habitantes, un piso de unos 70 metros cuadrados puede adquirirse por unos 50.000 euros, y los alquileres rondan una media de 500 euros al mes.
Por tanto, debemos considerar cómo buscar soluciones a problemas concretos. Con toda seguridad, para estos últimos ciudadanos la vivienda no es la cuestión principal. En cambio, lo que sí les sucede es que no tienen el mismo nivel de acceso a los servicios que quienes habitan en las grandes ciudades. También podemos observar cómo los salarios varían entre Comunidades Autónomas: Euskadi tiene el mayor salario bruto anual (33.505 euros), que disminuye progresivamente hasta llegar a Extremadura, con el más bajo (23.684 euros). Asimismo, dependiendo de los sectores productivos, el mayor salario anual corresponde al de Suministro de energía eléctrica, gas, vapor y aire acondicionado (54.448 euros de media), mientras que el más bajo se da en la Hostelería (16.986 euros anuales).
No cabe duda de que la economía de España, como Estado, vive sus mejores momentos desde hace ya bastantes años. Sin embargo, esto no es óbice para aceptar que existen problemas a los que debemos hacer frente
Como consecuencia de todo esto, podemos concluir que la economía tiene mil fotografías, y la gran mayoría no hace justicia a lo más importante de la sociedad: sus individuos. Deberíamos reflexionar sobre esto, pues es bastante posible que entendamos que todas estas disfunciones afectan principalmente al problema de la desigualdad. Este sí repercute en todo el Estado, porque se produce a causa de la enfermedad que sufrimos actualmente: el individualismo. Solo importan los problemas e intereses de cada uno. Es necesario garantizar que todos los ciudadanos, sin discriminación alguna, tengan acceso a las mismas oportunidades. Sin duda, unos las gestionarán de una manera y otros de forma distinta, pero así se producirá una convivencia real, donde la libertad para decidir la vida de cada uno dependerá solo de él.
No cabe duda de que la economía de España, como Estado, vive sus mejores momentos desde hace ya bastantes años. Sin embargo, esto no es óbice para aceptar que existen problemas a los que debemos hacer frente. Como he afirmado en otras ocasiones, ninguno de nosotros puede quedarse al margen. Ser ciudadano no solo implica el valor y principio de la libertad individual: junto con los derechos, existen también responsabilidades que debemos asumir por pertenecer a la sociedad, con el fin de conseguir la mejor convivencia. De no ser así, estaremos encaminándonos a una recesión social en la que la mayoría nos veremos afectados. Es necesario reflexionar sobre cómo vivir en democracia es la mejor de las formas posibles; todas las demás solo nos llevan a un mundo muy injusto para la especie humana.
Post Scriptum: Continúo sin entender cómo es posible que el gobierno israelí siga sin tener la conciencia de que matar inocentes no lo exculpa ninguna religión, tampoco la suya. Las llamadas de la gran mayoría de países para que termine este genocidio deberían empezar a hacer mella en su pensamiento, pero mucho me temo que Netanyahu, con el apoyo de Trump, no parará hasta intentar eliminar a todo el pueblo palestino. Creo que el conjunto de países debería aislar a Israel; es posible que sea la única solución.
La Asamblea General de Naciones Unidas, en su reunión de septiembre, ha dado muestra tangible de que el Mundo, en un muy alto porcentaje está dispuesto a reconocer a Palestina como nación y que junto con Israel deben vivir como corresponde a dos buenos vecinos. Para conseguir esto, es necesario que el gobierno de Israel se transforme en un concepto de humanidad y no se sienta cómodo en el de alimaña.
