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José Javier Gallardo: “Open House es un proyecto capaz de crear vínculos sociales, estableciendo fuertes relaciones de correspondencia, hospitalidad y asistencia mutuas entre todos los agentes implicado”

José Javier Gallardo
Doctor Arquitecto municipal y director-comisario de Open House Zaragoza

Open House Zaragoza vuelve en 2025 consolidado como cita cultural clave. Su director destaca la apuesta por la pedagogía urbana y la participación ciudadana, con novedades como un laboratorio infantil que imagina la Zaragoza del futuro. El festival refuerza la conexión entre arquitectos y ciudadanos desde miradas inéditas.

Open House Zaragoza celebra en 2025 una nueva edición que ya se ha consolidado en el calendario cultural de la ciudad. ¿Qué significa para usted, como arquitecto y director, poder seguir desarrollando este festival? ¿Qué supone para usted ver cómo este proyecto crece en días, en espacios y en participación ciudadana?

Es una satisfacción enorme porque la celebración del Festival nos permite que residentes y visitantes puedan seguir apreciando la ciudad desde perspectivas inéditas, valorando lo nuestro como algo excepcional, reconociendo y celebrando las múltiples capas de historia, cultura e innovación que ofrece nuestra ciudad.

Supone constatar que experiencias relacionadas con procesos de pedagogía ciudadana son valoradas y esperadas con gran entusiasmo.

El año pasado el festival fue un éxito rotundo de participación. ¿Qué expectativas manejan para esta edición en cuanto a número de visitantes, espacios abiertos y participación ciudadana?

En las actividades van a participar directamente más de 6.000 ciudadanos, pero este número se incrementa si tenemos en cuenta a todas las personas e instituciones involucradas de forma indirecta. Los aforos podrían multiplicarse por cuatro o por cinco pero el Festival perdería su identidad. Entendemos que la participación también hay que diseñarla, mostrando los espacios al detalle y provocando la conexión entre los ‘expertos’ arquitectos y los ‘expertos’ ciudadanos. No nos interesa que los ciudadanos accedan a los espacios ‘a granel’. En consecuencia, estas circunstancias implican, forzosamente, aforos limitados.

¿Cuáles son las principales novedades o incorporaciones que destacaría en el programa de este año?

La principal novedad de esta edición es el ‘laboratorio urbano’, una actividad inédita en España y fuera de nuestras fronteras, asociada al papel de los niños en la construcción de la ciudad.

En la calle Eduardo Ibarra, epicentro del estadio de fútbol y área con mayor densidad escolar de la ciudad, se está desarrollando un taller colaborativo en tres fases previas al fin de semana del OHZ (los viernes 12, 19 y 26 de septiembre) con el alumnado de 6º de Primaria del CEIP Doctor Azúa y Escolapias Calasanz y sus tutores, coordinados por los profesores y estudiantes de arquitectura de la Universidad de Zaragoza y de la Universidad San Jorge.

Bajo el concepto ‘Ecotopía’, inspirado en la novela de Ernest Callenbach (1975), 125 niños y niñas imaginarán futuros deseables para su ciudad mediante dinámicas de observación, creación colectiva y diseño colaborativo. Los resultados se materializarán en una colección de postales de la Zaragoza del futuro, generadas con la colaboración de la empresa aragonesa Imascono y herramientas de inteligencia artificial.

Desde sus inicios, Open House ha buscado acercar la arquitectura a todos los públicos. ¿Cree que la ciudadanía de Zaragoza está más sensibilizada por descubrir su entorno urbano gracias al festival?

Open House Zaragoza es un proyecto de ‘pedagogía urbana’ y la ciudadanía espera que la acompañes en esta aventura y, como he comentado antes, que los visibilices como ‘expertos’ en el uso de sus contextos urbanos habituales.  Open House es un proyecto capaz de crear vínculos sociales, estableciendo fuertes relaciones de correspondencia, hospitalidad y asistencia mutuas entre todos los agentes implicados. En este sentido, la ciudad se transforma en un escenario que muestra diversos espacios significativos de Zaragoza, implementado la sensibilidad por descubrir el entorno urbano desde otras miradas.

¿Cómo se eligen los espacios que se abren al público? ¿Qué criterios priman a la hora de seleccionar el recorrido de cada edición?

En el equipo OHZ tengo el apoyo de dos arquitectas y un historiador del arte. Manejamos amplias bases de datos de espacios, itinerarios y propuestas culturales, divididas en categorías: Habituales, Inéditos, Itinerarios, Talleres ‘donde se hacen las cosas’ y Experiencias. Seleccionamos los lugares en función de la propuesta conceptual asociada, el interés pedagógico para la ciudadanía y la dificultad y/o posibilidades de acceso. También recibimos sugerencias de los ciudadanos y de profesionales de la arquitectura que siempre tenemos en cuenta.

Más allá de la arquitectura, el festival integra arte, visitas guiadas, talleres, experiencias… ¿Cómo se articula todo ese tejido de colaboradores y voluntarios que lo hace posible?

Siendo muy meticuloso y ordenado en el desarrollo de los procesos, involucrando a equipos de trabajo con experiencia profesional contrastada en cada uno de los ámbitos propuestos. Implicamos a las instituciones públicas de Aragón, al tejido empresarial, a las Escuelas de Arquitectura pública de UNIZAR y privada de San Jorge, al Colegio de Arquitectos y a los voluntarios ciudadanos que así lo desean. Estamos muy agradecidos al Voluntariado del Ayuntamiento de Zaragoza, siempre dispuesto e ilusionado. Sin embargo, Open House Zaragoza no sería posible sin la implicación y la colaboración ciudadanas.

En una ciudad como Zaragoza, con tantas capas históricas y una identidad urbana compleja, ¿qué oportunidades cree que ofrece un evento como Open House al sector arquitectónico local?

Antes he comentado la importancia de la pedagogía ciudadana porque este es un proyecto ‘todos públicos’ hecho por arquitectos, pero no dirigido a los arquitectos. La posibilidad de provocar un contacto real, de transmisión recíproca de valores ‘expertos’ entre los ciudadanos y los arquitectos, no es una cuestión menor. Por otro lado, estamos exportando la imagen de nuestra ciudad al exterior. Hay que tener en cuenta que Zaragoza es parte de una red internacional formada por unas 60 ciudades de todo el mundo que destacan por su valor socio-cultural y patrimonial.

Usted ha impulsado proyectos como la recuperación del río Huerva y el edificio GIESA. ¿De qué manera se relacionan iniciativas como esa con la filosofía del festival?

Cuando acepté la responsabilidad de conseguir Fondos Europeos para nuestra ciudad, en este y en otros proyectos, desde el Ayuntamiento de Zaragoza siempre fueron prioritarios los procesos de participación ciudadana asociados y entendimos la ciudad como la colaboración y la interdependencia entre los ‘cuatro poderes’ (desde la simplificación) que la definen: el poder político-administrativo, el poder empresarial, el poder, educativo-universidad y el poder creativo-ciudadanos. Esta es la filosofía que subyace en Open House Zaragoza.

Para terminar: si solo pudiera transmitir una idea a quienes van a descubrir por primera vez Open House Zaragoza, ¿cuál sería?

Les transmitiría nuestro eslogan: ‘Lo habitual puede llegar a ser sorprendente’.

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