Las esculturas del Ángel Custodio y San Valero de Pablo Serrano lucirán su mejor cara desde la próxima semana tras su limpieza
El mantenimiento de estas obras, realizado por restauradores profesionales, forma parte de la mejora periódica de la Plaza del Pilar
Se ha realizado un tratamiento superficial sin productos agresivos, ya que se encontraban en un buen estado general
Las estatuas cumplirán a finales de este mes sus 60 años flanqueando la puerta del Ayuntamiento
Durante un mes, las esculturas del Ángel Custodio y San Valero, que flanquean el Ayuntamiento de Zaragoza desde 1965, han permanecido ocultas. Pero ha sido por una buena causa: ambas se han visto sometidas a una limpieza que permitirá que luzcan su mejor cara a partir de esta próxima semana.
Esta actuación sobre las obras realizadas por Pablo Serrano forma parte de la mejora de la escena urbana que se lleva a cabo de forma habitual. Junto a ellas también se ha intervenido en la placa de acero corten que conmemora a los concejales y trabajadores municipales asesinados en el golpe militar de 1936, en las torres de iluminación de la Plaza del Pilar y en los pilares que soportan la marquesina que recorre la plaza.
Las esculturas del Ángel Custodio y San Valero se encontraban en un buen estado general, por lo que desde el pasado 9 de mayo un equipo de restauradores profesionales han realizado una limpieza superficial sin productos agresivos. Uno de los principales de las esculturas, efectuadas en bronce fundido y patinado sobre un pedestal de granito, es la acción de las palomas que pueblan la plaza, además de la oxidación de las propias piezas y la polución ambiental y aquella procedente del tráfico rodado. La rugosidad del metal había provocado además la acumulación de suciedad en algunas de las superficies. La zona más afectada era la parte inferior de las obras.
La empresa Antique S.L. Restauración de Arte ha sido la encargada de esta acción, que se inició con el estudio de las esculturas, técnicas de ejecución, factores y productos de alteración y la realización de ensayos de idoneidad y solubilidad. Después se aplicaron tratamientos diferenciados según el tipo de suciedad, empezando por la procedente del agua de lluvia y siguiendo por la procedente de la contaminación. Tras ello, se han eliminado los productos de corrosión del bronce con lavados continuados y se han aplicado inhibidores para evitar cambios en el aspecto y mejorar su durabilidad y estabilidad. La actuación ha finalizado con la adecuación cromática en zonas especialmente alteradas, como sucedía en la zona inferior de las esculturas, y la aplicación de un estrato de protección en combinación con productos inhibidores y preservadores del metal.
En el caso de las torres de iluminación y los pilares de la marquesina, el tratamiento se ha centrado especialmente en la eliminación de grafitis y pegatinas, que alteran enormemente la superficie de los metales. De esta manera, los diferentes elementos de la Plaza del Pilar estarán preparados para acoger a ciudadanos y visitantes con su mejor aspecto.
UNAS ESCULTURAS QUE CUMPLEN 60 AÑOS
El próximo 23 de junio la estatua de San Valero celebrará sus sesenta años observando la Plaza del Pilar desde su puesto privilegiado, junto a la puerta principal de la Casa Consistorial. Unos días más tarde se colocó la escultura al Ángel Custodio. Se trata de un encargo que el alcalde de Zaragoza, Luis Gómez Laguna, realizó a Pablo Serrano en la fase final de las obras de construcción del nuevo edificio que iba a albergar al Ayuntamiento. Aunque en un primer momento se pensó en colocar dos tallas de piedra que representaban al Ángel Custodio y San Jorge, finalmente se modificaron los materiales y el patrón de Aragón fue sustituido por la figura de San Valero, patrono de la ciudad.
La elección del Ángel Custodio está relacionada con la puerta de la ciudad que se situaba frente al Puente de Piedra, que durante mucho tiempo estuvo coronada por una talla suya. La figura combina la angulosidad del cuerpo con los rasgos dulces del rostro. En sus manos sujeta el cuerpo y el alma de la ciudad de Zaragoza, con un gesto vigilante. De igual manera, la escultura de San Valero cuenta con un cuerpo rocoso y poco definido, pero con un rostro y unas manos muy expresivas. Estas sujetan un báculo en un gesto que recuerda a la escultura ‘El profeta’ de Pablo Gargallo.
Fuente: Ayuntamiento de Zaragoza.