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Manuel Gutiérrez: “La investigación y el conocimiento histórico no serían posibles sin los archivos”

Manuel Gutiérrez

Historiador y archivero en el Monasterio de Canonesas del Santo Sepulcro de Zaragoza

La pasión por la historia y los archivos llevó a este historiador hasta el corazón del Monasterio del Santo Sepulcro de Zaragoza, donde custodia siglos de memoria escrita. Su labor va más allá de conservar documentos: es un puente entre el pasado y el presente, una tarea esencial para preservar nuestra identidad colectiva y dar voz a quienes, de otro modo, quedarían en el olvido de la historia

¿Cómo nació su vocación por la historia y, en concreto, por el trabajo en archivos?

Mi vocación por la historia surgió siendo adolescente gracias a unos libros de historia que me regaló mi abuelo, aunque desde que tengo memoria me gustaban los castillos y la Edad Media. Más tarde, en Bachillerato, me decidí por estudiar la carrera de Historia y en ella me enamoré de los archivos porque, junto con la arqueología, es la manera en la que puedes estar más cerca del pasado.

¿Qué le llevó a centrar su carrera en la archivística y cómo ha sido ese recorrido hasta llegar al Monasterio del Santo Sepulcro?

Descubrí el mundo de los archivos gracias a asignaturas optativas en la carrera, pero era consciente de que las posibilidades de dedicarte a ello eran, y son, escasas. Al acabar Historia, ingresé en un proyecto pionero en Aragón que fue la Escuela Taller de Digitalización de Patrimonio Cultural, sin la cual no me hubiera decidido a dedicarme al mundo del patrimonio documental. Posteriormente hice un Master de Gestión Cultural en la Universidad de Zaragoza y quise hacer las prácticas en el archivo del Monasterio. Las Canonesas deseaban mantener su archivo y dotarlo de medios para su conservación y así nació el proyecto de catalogar y actualizar el archivo. Desde entonces trabajo en el monasterio como archivero, pero también ejerzo como guía en las visitas que se desarrollan en el monasterio y la iglesia de san Nicolás.

¿En qué consiste su trabajo diario como archivero en una institución como esta?

La labor de archivero consiste en atender a los fondos documentales y a los investigadores que los quieren consultar. Es importante tener un conocimiento profundo de la documentación que permita orientar a los investigadores. Conocer el orden y la ubicación de los documentos, pero también las razones por las que se ha conservado tal libro o legajo y no otros. Además, hay que catalogar los fondos antiguos, pero también los nuevos que produce el Monasterio, pues sigue en funcionamiento.

Contar con la documentación de una institución femenina donde eran ellas mismas quienes se expresaban y escribían a lo largo de generaciones hacen del archivo del Monasterio un patrimonio extraordinario

Los archivos históricos a veces se perciben como algo estático o cerrado. ¿Cómo explicaría a alguien ajeno su importancia real para la sociedad?

Personalmente lo comparo con la sensación que da mirar fotos antiguas de tu familia o tu ciudad. Es una ventana al pasado que despierta curiosidad en el ser humano. En un archivo histórico la escala es mayor, puedes asomarte a cientos de años en el pasado y encontrar testimonios que nos permiten conocer la vida de quienes nos precedieron, recuperar sus historias y ponerlas en valor. La investigación y el conocimiento histórico no sería posible sin los archivos.

¿Qué tipo de documentación custodia el archivo del Monasterio y qué lo hace especialmente interesante desde el punto de vista histórico?

En el archivo del Monasterio hay documentación desde el año 1262 hasta nuestros días, en pergamino y papel. Los temas son muy variados: económicos, legales, religiosos, pero también de su vida diaria y a veces personal. Lamentablemente, a la hora de estudiar el pasado, contamos con menos testimonios femeninos que masculinos. La mayoría de escritos que nos ha llegado de la Edad Media o la Edad Moderna esta realizada por hombres. Por lo tanto, contar con la documentación de una institución femenina donde eran ellas mismas quienes se expresaban y escribían a lo largo de generaciones hacen del archivo del Monasterio un patrimonio extraordinario.

En su experiencia, ¿cuáles son los principales retos a los que se enfrentan hoy los archivos históricos?

Los archivos históricos, como todo el patrimonio cultural y humanístico actual sufre de la exigencia de rentabilidad. En el caso de archivos o instituciones relacionadas con la conservación del patrimonio, se le une además que tienen muchas necesidades técnicas y, por lo tanto, muchos gastos y pocos ingresos.

Además, en muchas ocasiones no se entiende que la función de un archivo es la de salvaguardar el pasado, nuestro patrimonio, sin el cual la humanidad y nuestro entorno pierden sentido. Por ello, hoy en día los archivos sobretodo de instituciones privadas, corren el peligro de cerrarse al público por falta de medios o perderse y con ello el conocimiento que atesoran. En otros casos se centralizan en instituciones públicas que realizan una gran labor, pero no pueden darles la misma atención que les daría un archivero o archivera en su institución original y además se descontextualizan de su entorno. Por ello, el esfuerzo de las Canonesas por mantener su archivo y dotarlo de medios para su conservación lo considero ejemplar.

Con motivo del Día Internacional de los Archivos, ¿qué mensaje le gustaría hacer llegar a la ciudadanía sobre su valor?

Me gustaría trasmitir que los archivos son una de las fuentes imprescindible para conocer el pasado. En muchos casos son el único testimonio del que disponemos para conocer y explicar sucesos o prácticas pasadas, pero también para poder poner nombre y apellidos a nuestras generaciones pasadas. Hay que pensar que, salvo que fueran artistas o personajes públicos, a veces lo único que indica el paso de una persona por el mundo es su firma en un documento de hace varios siglos.

Por lo tanto, el patrimonio histórico documental es patrimonio de todos y debemos esforzarnos por cuidarlo y darle el valor que merece, puesto que es la memoria de nuestra sociedad.

¿Qué aspectos del trabajo de archivo histórico cree que merecen mayor reconocimiento o visibilidad?

Este tipo de trabajo suele requerir un enfoque multidisciplinar. El archivero necesita conocimientos de biblioteconomía, de historia y de conservación. No se trata únicamente de ordenar papeles, sino de entender su significado, su función y sus necesidades de conservación. De esta forma los documentos podrán ser estudiados y conservados con seguridad durante mayor tiempo.

¿Está previsto realizar alguna actividad especial durante el mes de junio para conmemorar esta fecha?

Este año el monasterio esta enfrascado en la celebración de los 1700 años del Concilio de Nicea con actividades durante todo el año. Aunque ahora mismo es complicado poder programar una actividad centrada únicamente en el archivo, siempre se pueden encontrar documentos históricos del monasterio en las exposiciones y visitas que se realizan.

El Monasterio del Santo Sepulcro es un lugar singular dentro del patrimonio zaragozano. ¿Qué lo hace único desde su punto de vista como historiador?

Creo que lo que hace del Monasterio un lugar tan singular es que es un edificio con más de 700 años de historia y que además mantiene el mismo uso desde su fundación siendo uno de los pocos monasterios constantemente habitado de Aragón. Ha sido testigo de la historia de nuestra ciudad a lo largo de todo ese tiempo y ello ha ido dejando marcas y testimonios en el monasterio, en su arquitectura, en su documentación… Y si ha perdurado tanto en el tiempo ha sido gracias al esfuerzo incansable de las Canonesas del Santo Sepulcro que lo han cuidado con una dedicación extraordinaria.

Después de años entre documentos, ¿hay alguna historia, descubrimiento o curiosidad del archivo que recuerde con especial interés?

Hay muchas anécdotas que nos dan pinceladas del pasado y de la vida de las canonesas. Por ejemplo, en enero de 1649 conocemos que se autorizó a una canonesa a quedarse con su sobrina de cuatro años que se había quedado huérfana, quizás por la peste que hubo en Aragón en esos años. Fue una medida excepcional mientras se la encontrase otros familiares con quien quedarse. Solo podemos imaginar cómo afectaría a una comunidad femenina de clausura el encontrarse de repente cuidando a una niña tan pequeña.

¿Hay algo que quiera añadir?

Me gustaría reivindicar la importancia de conservar el patrimonio histórico como es el Monasterio de Canonesas del Santo Sepulcro. Es un tesoro de Zaragoza gracias a su patrimonio artístico, documental y humano y aún muy desconocido. El esfuerzo que hacen las Canonesas es ingente, pero también es muy necesario el apoyo de las instituciones.

Redacción AEA: LLM

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